A ver qué pasa

Mi hijo es ingeniero informático. Se ocupa de organizar sistemas priorizando modos activos de rango, virtualidad o predominio latente. Me preguntó cómo era posible que Dios hubiera creado el mundo en siete días antes de que existiera el tiempo. Le respondí que Dios sabía que había días por las noches y dijo que el primer día a lo mejor no había ni tierra. Entonces le pregunté: "¿Y dónde ponían sus huevos las gallinas?". En los nidos, nos aclaró Gabriel el veterinario experto en coagulaciones nodulares de pollos mapuches.

El asunto quedó un poco en el aire como tantas otras cosas, los drones, las canciones de los Kings o los resbaladizos mensajeros de la diva fortuna. Por entonces, mi hijo andaba ya liado con la Norma ISO 9004: 2009 que establece una escala para evaluar la madurez del sistema de gestión de calidad para cada capítulo principal de la misma, donde un nivel 3 corresponde con el desempeño de aproximación del sistema formal estable, dijo.

Luego le pregunté si debíamos intervenir sobre el caos. Dijo que no convenía tentar las frágiles puertas que guardan los gérmenes del desbarajuste, ni siquiera como muestra de generosidad, delicadeza y mucho menos de curiosidad. Del caos depende en buena medida la estabilidad del sistema, siempre que fluya de forma natural, sin interferencias. Me importa un huevo de gallina, le dije, pienso intervenir a ver qué pasa.

Kimi