La lencería de mi vecina

La nueva vecina era tan estupenda como parecía. Después de tres años de vivir enfrente, la anterior escondió siempre su ropa interior cuando tendía la ropa. El primer día de colada, mi nueva vecina me plantó delante toda una colección de lencería, bragas negras, rojas, tangas y sujetadores de casi todas las gamas, push up, palabra de honor, deportivos, balconet y halter.

- ¡Como te llamas!

- ¡Adelta!

- ¡Bonita colección de sujetadores!, añadí mientras tendía yo también unas camisas.

- Bueno, no está mal respondió, un poco de todo, uno para cada ocasión.

- Pero echo de menos un con foam que es precisamente el más utilizado por todas las mujeres, sin relleno pero con una esponjilla que evita que se marquen los pezones...

- Entiendes mucho, parece...

- Soy propietario de en una empresa de lencería, puedo pasarte algunas muestras...

- Vale, este finde te pasas por casa, el sábado a eso de las siete. Me traes un muestrario completo si no te importa ¡Ah!, mira lo que llevo puesto ahora mismo. Se desabotonó la camisa blanca.

Era un precioso sujetador con foam, uno de mis favoritos, el que siempre aconsejo a mis clientas, perfecto para dar una brillante estética de pechos redondos.

Esta vecina y yo...

Kimi