Apariencias

Manolo: ¿Tu sabes que no nos morimos, bueno...que nos reencarnamos?

Pepe: Pero eso ¿ya es seguro? ¿se ha publicado? ¿se ha certificado?

Manolo se ríe y continúa: “Bueno, sí se ha publicado en libros, yo estoy leyendo ahora uno de un americano que se llama Vida después de la vida y es muy interesante. Claro que el cuerpo no se reencarna, ese se muere, esta claro. Lo que vive es el espíritu. En el libro habla de una mujer que por un tratamiento de hipnosis llegó a recordar ochenta vidas, en una fue un soldado, en otra un bebé que vivió pocos años...Es interesante...”.

Pepe: Si, parece interesante. Para entenderlo mejor, a mi me contaron que es como una vela. La cera es el cuerpo y la llama, el espíritu. Cuando una vela se consume, cuando se acaba la cera, otra vela nueva toma la llama de la anterior...

Manolo sigue con su libro y no presta mucha atención a Pepe...

Manolo: Pero dice en el libro que no se pueden recordar vidas anteriores a no ser por hipnosis...

Pepe: Bueno, vidas no pero sí puede existir alguna filtración. Cuando se llega a cierto grado de abandono del cuerpo material durante una larga meditación, realmente se transita por el mundo del espíritu y también se puede crear una memoria que trascienda. Cuando un maestro de cierta corriente budista medita, mantiene una especie de cetro en la mano derecha y luego vuelve al mundo real con el sonido de una campanilla. Tras su muerte se hacen pruebas entre posibles niños o jóvenes que se supone pueden ser la reencarnación  del maestro. Para salir airosos tienen que descubrir, entre muchos, cuál era el cetro y, entre muchas campanillas, el sonido de la única que despertaba al maestro. Normalmente solo estamos en nuestro cuerpo, en nuestros pensamientos y le hacemos poco caso a lo otro, lo que sobrevive y que podemos llamar “nada” porque no solemos estar en ella...

Manolo: Yo ya estoy meditando, no se a dónde llego porque dicen que hay varios estados, el alfa como en el sueño, en fin, no se...

Manolo está un poco mosca. No tenía ni idea que Pepe sabía esas cosas. Le inquieta que conociéndolas se muestre escéptico. Lo que tampoco sabe Manolo es que Pepe en realidad no es Pepe. Su verdadero nombre es Padmasambhava, un ser reencarnado de un conocido maestro que desde hace tiempo pasa desapercibido entre nosotros.

Kimi