Santa Rita… Rita… que solo te lo presté y tú me lo quitas.

Creo que vemos demasiado la televisión. El lenguaje independentista y catalanista se nos está pegando a la sopa y a cada gesto, ademán o comentario le ponemos la coletilla correspondiente.

Hoy decían en el telediario que se están llenando las consultas médicas de personas que tienen ansiedad desde que ha empezado la locura del procés y la verdad no es de extrañar con las sobredosis de noticias que nos están dando.  Mi amiga Puri, dice que esto es como un divorcio pero sin custodias y ella lo dice porque es de Zaragoza y está esperando que Cataluña devuelva a Aragón las 44 obras de arte del monasterio de Sijena que retiene en el Museo de Lérida. Mira que hay sentencia del Tribunal Supremo, pero nada, que los catalanes han dicho que no las devuelven.

¿Para que las querrán con todo lo que tienen ya? Tienen más autonomía que nadie, más economía que nadie, más empresas que nadie, y claro ahora quieren más cuadros que nadie. Será que pretenden montar una réplica de El Prado, o a lo mejor del Louvre ¡vaya usted a saber¡.

No dejan de ser manías, como esta que les ha entrado con lo de la independencia. Una manía y encima con prisas, que digo yo, que si esperaran un poco a la reforma constitucional, a las negociaciones de las partes, a los acuerdos entre partidos y sobre todo, al dialogo entre los ciudadanos, a lo mejor se conseguía algo, pero así, por las bravas… no le veo yo mucha luz al quinqué.

Todo esto es como un divorcio, pero con muchos hijos y todos mayores de edad, que deben opinar todos porque seguro que cada uno de ellos tiene algo que decir.  

Es como lo de Puri con los cuadros. No sé si ponerme en contacto con Puigdemont y recordarle quien era y de donde era Agustina de Aragón, porque los “maños”… cabezotas como sus adoquines, los de las calles y los de caramelo, por eso llevan el pañuelo en la cabeza. 

Sara.