La incomunicación inútil del consejero de Interior de la Generalidad

De nuevo el dolor y la barbarie han inundado las calles de Europa, esta vez tocó en nuestro país. Han sido necesarias el paso de las horas para poder digerir lo que los ciudadanos vivimos el pasado jueves a partir de las cinco de la tarde.

Desde el comienzo de la información, nadie dudó de un ataque terrorista por la forma en la que se desarrollaron los acontecimientos. Este país, desgraciadamente está muy acostumbrado a los ataques indiscriminados de terroristas sinsentido. Con ansiedad esperábamos información oficial, porque los periodistas no podrían haber hecho mejor su trabajo informando de todo cuanto acontecía en las calles de Barcelona. Pudimos ver gente correr, policías tomando posiciones, persecuciones, y miedo... mucho miedo en los rostros y en la voz temblorosa de quienes se atrevían a hablar ante el micrófono. Nos hablaban desde el encierro obligado en tiendas, bares o restaurantes esperando poder salir de allí e incluso los vimos salir con los brazos en alto como liberados de un secuestro anterior. 

España entera sufría con esas imágenes no solo Cataluña. Los testigos presenciales hablaban desde el principio de al menos tres muertos, oficiales solo uno, pero la cifra fue subiendo, hasta convertirse en 13. Dos horas después la comparecencia del Consejero de Interior de Cataluña. Nervioso, preocupado, pero sin dejar de hacer política. Un remolino de periodistas frente a él y se dirigió a ellos utilizando el catalán.

Bien por él por utilización de su lengua nativa, para que a nadie se le olvide que los barceloneses no hablan castellano sino catalán. Reivindicación amparada por la Constitución Española pero poco efectiva. ¿Quién habla catalán además de los catalanes? En su locución hacía llamamientos como "Cualquier persona que tenga algún dato o información llamar al 012", "Demandamos a la gente la máxima colaboración", y cuando todos sabíamos que había 13 muertos y más de 30 heridos, el consejero confirma "1 muerto y 32 heridos". De nuevo la confusión. 

De esta manera  informaba y solicitaba colaboración a los catalanes que hablan catalán, por cierto minoría entre muertos y heridos. Su información institucional fue correcta, pero es evidente que poco efectiva. No puedo imaginar italianos, portugueses, belgas o estadounidenses que hayan aprendido el catalán antes de viajar a Barcelona para pasar unas vacaciones, aunque si tengo la seguridad que muchos de ellos conocerían el castellano. Las cadenas de TV. no habían previsto este detalle, por lo que los presentadores de los telediarios, se veían obligados a traducir lo más rápido posible las palabras primero del consejero de Interior, y después del presidente de la Generalidad. Tal vez la cortesía podría haberse impuesto y sin tener que repetir todo lo dicho, hacer un pequeño resumen en castellano hubiera estado bien y se hubiera agradecido no solo por el resto de España, sino además por Italianos, Belgas, Australianos, Canadienses, Colombianos, Cubanos, Ecuatorianos, Argentinos, Venezolanos, Hondureños, Peruanos, y los peor parados entre los heridos Alemanes y Franceses. Tan solo este último país, cuenta con 26 heridos, 17 de ellos graves. 

No era el momento de reivindicar el lenguaje, sino el momento de COMUNICARSE a través de el con el mayor número de personas posible. Dar recomendaciones a todos aquellos que tuvieron la deferencia de elegir para sus vacaciones  Barcelona y aunque institucionalmente la lengua catalana tenga preferencia en esa tierra la educación, la cortesía y la efectividad requerían en ese momento utilizar el castellano, segundo idioma más hablado en el mundo como idioma nativo de 425 millones de personas, algunos más que el catalán que tan solo lo hablan 9 millones. Eso hubiera facilitado mucho la labor de los periodistas de todo el mundo a la hora de hacerse eco de la lamentable noticia ocurrida en Barcelona, o incluso la colaboración requerida a los ciudadanos.  

Una vez más, se intenta hacer política con el dolor de los demás... 

Paloma MORATILLA