La Guerra de las banderas en Las Pedroñeras

De nuevo en estos días se ha suscitado la “guerra de la banderas”, esta vez ha sido en Las Pedroñeras, donde se exhibió una bandera con el águila franquista durante las fiestas en uno de los chiringuitos.

La bandera republicana, la franquista, o incluso la estelada no son ilícitas, porque por sí mismas no hacen daño, como las pistolas. El daño lo hace la mano que las sujeta, o dicho de otra manera el uso que de ellas se haga, y eso sí, ellas nos muestran quienes son los que andan en su entorno y presumen de ellas. El hecho de que la derecha española utilizara en la transición e incluso durante algunos años después,  la bandera como si se tratara de algo excluyente para el resto de los españoles, hace que a fecha de hoy, con una educación política suficiente, y siendo asumida ya por la inmensa mayoría de los ciudadanos,  se utilice la bandera franquista por la rama más “extremista” de la rancia derecha a modo de enseña, en muchos de los casos, sin conocer la simbología que representa, si observamos la edad de quienes las portan.

Su utilización no puede ser prohibida,  más que por la exhibición en  organismos, o instituciones públicas, así como en actos oficiales, pero el uso particular de las mismas no es ilícito tal como sentenció el TSJ de Madrid en 2003 dando la razón a IU y en contra del alcalde de Torrelodones que mandó retirar una bandera republicana de un chiringuito montado por el partido durante las fiestas.

Sin embargo en sentencia de la Junta electoral central de 2015 si prohibió la exhibición de la estelada en espacios y edificios públicos de Cataluña. 

Si es cierto que se puede limitar su uso por razones de orden público, como ocurrió con la proclamación de Felipe VI, o en la celebración de la Copa del Rey, sobre todo cuando la autoridad prevea que puede ser motivo de disturbios o violencia.

Tan solo la Ley contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, prevé en su artículo 2.1 la exhibición de este tipo de banderas como posible causa de actos de odio o violencia en los eventos deportivos.

Vivimos en un país con una Ley de Memoria Histórica que no se respeta y no se dota de contenido y donde contrariamente a lo que ocurre en Alemania no se prohíben los símbolos fascistas, ni existe una lista de símbolos prohibidos donde, como ocurre en ese país europeo, exhibir una esvástica es delito siempre que no se exhiba como repudio del nazismo. En España sólo es punible portar esta bandera si va a acompañada de manifestaciones que ensalcen el odio y la violencia. Algo tan subjetivo como dejar al arbitrio del juez de turno, la decisión de si se considera legal o ilegal la exhibición de la misma.

Tomémonos la libertad de expresión que resulta poder portarla, como libertad de decisión de poder repudiarla cuando no se está conforme con ella.

Prohibido el uso particular no, simplemente desagradable para algunas personas, llegando incluso en algunos casos a herir la sensibilidad de aquellos que aún hoy siguen buscando a sus familiares en las cunetas de las carreteras. Sus portadores bien pueden definirse como “fascistas” (RAE Persona autoritaria y antidemocrática), que son aquellos que se sienten orgullosos de ella.

Dclm.es