El éxodo catalán.

Puigdemont sigue tomándonos el pelo y Rajoy perdiendo tiempo, pero ahora la situación se complica, porque los ciudadanos se están empezando a poner nerviosos ante esta situación.  

Los castellano-manchegos podemos hacernos una idea, de cómo estarán los catalanes acordándonos de la cristalización gubernamental que supuso la demora en la aprobación de los presupuestos de 2017, algo que habrá que multiplicar por una cifra muy alta para poderlo aproximar a lo que está ocurriendo en Cataluña.

Los catalanes se han levantado un día más sin saber si son extranjeros en España o siguen siendo españoles en Cataluña. Las empresas cada vez más inquietas siguen sacando su parte más sensible de un territorio en el que se intuyen movimientos convulsos económicamente hablando.

La editorial Planeta estuvo pensando si llevarse el domicilio social a Zaragoza,  Cuenca o  Madrid optando por esta última en el día de hoy, aunque tenemos muy claro que hubiera sido muy bien recibida en territorio conquense. La lista va siendo cada vez más larga: La Caixa, Banco de Sabadell, Bimbo, Axa, Catalana Occidente, Abertis, Aguas de Barcelona, Cerveza San Miguel, Dogi, Torras Papel, Cola Cao y Nocilla, Gas Natural, Banco Mediolanum, Oryzon, Divina Pastora, Eurona, Lidl, Lleida.net, DVD Dental, MRW, Pronovias… y un largo etcétera que mantiene el suma y sigue en este exilio voluntario o forzoso de las cuatro provincias catalanas, al que hoy se añade Codorniú.  

Pocos de los independentistas se habrán parado a pensar, que muchas de las empresas que han hecho rica a Cataluña, generando buenos beneficios, dando trabajo a miles de personas y pagando sus obligados impuestos, surgieron de asturianos, madrileños, andaluces, castellano manchegos... Por poner tan solo un ejemplo, José Manuel Lara Hernández triunfó con la editorial Planeta, creó en aquella tierra su imperio sin perder jamás su acento andaluz. Su hijo catalán de nacimiento, barcelonés para más señas, sale de su tierra hoy para defenderlo.

En este presente los emprendedores no viajan a Cataluña, sino que salen de ella. Sabemos por el INE, que desde que empezó esta crisis nacionalista, entre 2012 y 2016 han sido 195.000 los residentes en Cataluña que han salido de allí, una media de 38.000 anuales,  para dirigirse fundamentalmente a Andalucía (38.371). Castilla La Mancha ha recibido en estos años 6.596 ex –residentes catalanes.

Mientras, el éxodo catalán sigue avanzando con su paso lento pero destructor en una sociedad que solo quiere una calma y seguridad que se vislumbran muy lejos en el horizonte.

Para completar la situación, en Castilla La Mancha disponemos de políticos que se permiten el lujo de ejercer de acicates para empeorar el panorama. Por un lado Podemos, de la mano de David Llorente,  dejando la indefinición en su bandera pero calentando motores para conseguir llegar a algo que aún no sabemos qué es por las contradicciones de sus militantes. Por otro lado el PP que centra los debates políticos en argumentos sin sentido en lugar de centrarlos en lo realmente importante de la situación, criticando los retwits en redes sociales sobre las políticas de los anti-capitalistas. Temas como el agua, los trasvases, los vertidos o el problema catalán en si mismo deberían ser suficientes para realizar un buen trabajo político, pero no parece que sean objeto de su atención. 

Esta debacle lenta, como la lenta agonía de los peces, tan solo conseguirá el descrédito de sus banderas, la aplicación de la justicia para sus protagonistas, el éxodo de la tierra catalana y el desquiciamiento de todos los españoles, hasta que vuelva la añorada calma a nuestra sociedad, mientras hacemos un auténtico derroche de paciencia.

Dclm.es