Adoctrinamiento

Llevaban años adoctrinando a los niños que hoy ya son jóvenes y ahora salen a la calle para escupir todo lo que les hicieron tragar en la escuela. La España opresora, la historia manipulada, la urgente necesidad de liberarse.

Llevaban años adoctrinando a la audiencia de la televisión catalana. Dice Borrell: “Si viese TV3 todos los días, probablemente sería independentista".

Y no nos dimos cuenta, no se dieron cuenta o lo supieron pero no reaccionaron al comprobar que estaban entrelazando una sólida urdimbre que un día asaltaría las calles, acallando otras voces, ajenas o no pero en todo caso acorraladas, empequeñecidas, asustadas. Cuando, al borde del precipicio, las esteladas ya habían tomado el horizonte, cuando cientos de empresas huían a otros territorios, otros miles de catalanes que se sentían españoles o ajenos a esta aventura suicida salieron también a la calle. Vimos niños con esteladas y luego niños con senyeras y banderas españolas: ¿cómo hemos llegado hasta aquí?

El nacionalismo levanta pasiones, utiliza con facilidad la escuela, le televisión o el fútbol. Durante años alcanzaron el poder subiendo el tono de un victimismo que en principio solo buscaba votos y ventajas económicas. Luego, se vieron arrastrados por otros antisistema formados en escuelas públicas o en barracones, directivos de la televisión catalana o promotores de la sedición desde organizaciones culturales financiadas por el gobierno de los nacionalistas.

Al mismo tiempo que se adoctrinaba y se lavaba el cerebro de miles de ciudadanos, se olvidaba recordar la ardua lucha y la sangre que costó conseguir en España la democracia, la verdadera defensa de la libertad, de los derechos humanos, la libertad de expresión y reunir finalmente todo ello en una Carta que los garantizara para siempre, la Constitución.

Algunos lo sabemos, otras generaciones lo ignoran. Y no deberían.

elObservadorDCLM