El Decano frente al Consejero de Educación

La guerra iniciada entre la Universidad de Castilla-La Mancha y el Gobierno regional por la asignación presupuestaria para 2018, parece una simple disputa de cantidad arriba–cantidad abajo. La Junta dice 140 millones mientras la Universidad exige 160 millones. Dos no discuten si uno no quiere y lo mejor para negociar es intentar entenderse.

En 2014, el Convenio firmado entre ambas instituciones incluía un presupuesto de 105.69 millones de euros y era correcto para ambas partes. Para el curso 2016-2017 se incrementó la partida hasta los 125.7 millones que parecían seguir estando bien a juicio del rector de la UCLM, ya que en unas declaraciones del 4 de agosto de 2016 decía estar de acuerdo, y le parecía la asignación mejor que la de 2011 “debido al shock financiero por impagos de la Junta” y que los años 2012 y 2013 que habían estado sometidos a “duros recortes”.

Actualmente, el Gobierno regional propone en sus presupuestos los 140 millones de euros que el rector quería blindar el curso pasado, lo que supone un incremento del 16% del presupuesto universitario, porcentualmente por encima, incluso, del incremento del propio presupuesto regional e incluso por encima del incremento en gastos sociales. Pero ahora la UCLM ya no quiere 140 sino 160 millones de euros.

Y es que a veces la memoria de los peces se impone en algunas cabezas y les hacen olvidar que durante los años 2010-2014 Castilla-La Mancha fue la región de España que mayores recortes sufrió en el presupuesto universitario, con una reducción de 23.14 millones de euros. Algunos se olvidan que lo que se pierde de un golpe, es difícil recuperarlo en minutos de la misma manera.

Ante esta petición el propio Gobierno Regional ha garantizado la liquidez en el pago de nóminas con este presupuesto, que iría ligado a un contrato-programa, que es algo que no debe gustar demasiado al rector de la Universidad. El consejero de educación y cultura Ángel Felpeto lleva toda la semana explicando que “el incremento no vendrá vía presupuestos, sino que estará asociado al contrato-programa, la oferta educativa y las necesidades de la Universidad de Castilla-La Mancha” pero hay algo más en todo este entramado: “El Gobierno fiscalizará las cuentas para el presupuesto de UCLM de 2018, a petición del Tribunal de Cuentas, y con el informe favorable del Consejo Consultivo”, algo que fue muy protestado por el rector.

Actualmente, la Universidad se fiscaliza a sí misma. Algo que puede dar o no credibilidad a los resultados de las cuentas. Esto tendría menos importancia, si se tratara de una empresa privada que invierte, ahorra o gasta a su antojo. Pero resulta que en este caso, el dinero que maneja la UCLM es de todos los contribuyentes y por lo tanto esas cuentas han de ser públicas y lo más transparentes posibles, porque “gato escaldado…del agua fría huye”.

Ahora, la Universidad puede seguir diciendo que despedirá trabajadores, reducirá becas, o dejará de invertir en investigación mientras el Gobierno Regional seguirá garantizando el pago de salarios, becas e inversión en investigación, hasta que consigan llegar a un acuerdo. Los sufridos ciudadanos no queremos acostumbramos a los frenazos de presupuestos, ni a la falta de transparencia en los gastos realizados con dinero público, por lo tanto Collado y Felpeto están de momento condenados a entenderse.  

Dclm.es