Isabelita y los alazanes

No se si te acordarás de que antes, cuando se escribía una carta, se empezaba diciendo Querida Isabelita: espero que al recibo de la presente te encuentres bien, eso era lo adecuado y lo educado y se continuaba, nosotros bien gracias a Dios y eso era ya desear salud y dar una buena noticia desde el principio, mucho más ahora con la que nos ha venido de China y en eso estábamos mi Chema y yo dando gracias a  San Blas que, como sabes, es el protector de la garganta y de las enfermedades respiratorias, cuando, mirando el telediario, le dije yo mira qué caballos tan cuidados y qué cuadras tan bonitas ¡coño! saltó José María pero si esa es Isabelita, ¿Isabelita?, ¡anda pues es verdad que es ella!, que, hija cuando te vayan a enfocar con la cámara puedes quitarte un poco la mascarilla, digo yo que tu has sido siempre la más guapa de la familia y estamos orgullosos de ello, con tus nobles caballos a los que siempre has querido y cuidado tanto, tan fantasiosa como siempre con eso que decías de los latidos de su corazón, qué ilusión nos hizo verte en la tele a nosotros que nos pasamos el día rezando y follando, qué quieres que te diga, los dos solos en casa vivimos una segunda luna de miel, no sabes qué cosas hemos descubierto y qué ciegos hemos estado siempre con esto del sexo, Isabelita que te tenemos siempre en nuestras oraciones, preciosa.

Rosi