El yo mítico

El alcohol me está matando, tengo el hígado hecho polvo, abro los ojos y busco la botella, bebo lo que pillo, soy un adicto y creo que no voy a mover un dedo por dejarlo. Vino un tipo a casa, invitado por no se quien a una de nuestras fiestas. Bebía pero mucho menos que nosotros, estuvo hablando conmigo, me dijo algo que me interesó pero que no pude memorizar, le dije, mira, en aquel escritorio hay papel y lápiz, por favor escribe eso que me has dicho. Encontré la nota algunos días más tarde, todo era un caos, vasos de plástico por todas partes, cristales de botellas rotas, el sofá hecho polvo, me hundía en todo, me faltaba aire, solo podía soportar aquel desastre bebiendo un poco más. Ese era mi día y mi vida. Leí la nota de aquel tipo, decía: El hombre bebe vino, el vino bebe vino, el vino bebe al hombre. Debajo había dejado su nombre, Eduardo, y un número de teléfono. Yo había entendido la primera y la tercera frase, le llamé pero no contestó, al rato recibí su llamada:

-Hola: ¿eres Eduardo?

- Si ¿Y tu?

- Yo soy Eduardo también, quiero decir que también me llamo Eduardo, soy el de la frase, lo del vino bebe vino ¿qué significa?

- Eso es el yo mítico: cuando la sustancia se ha convertido ya en parte de ti y te pide alimento. Es parte de tu voluntad o toda tu voluntad y tu eres su siervo, vives para ella para satisfacerla. Por eso se dice que el alcohol bebe alcohol. Es una de tus reinas o tu única reina.

- Joder, tío ¿Y que hago?

- No le des más de comer, ni una gota más. Ella te pedirá, te suplicará que no la mates, te implorará con urgencia más comida pero tu no se la des ¿entiendes?

- Si, que no beba.

- Eso.

-Joder, tío.

Anónimo