Hablar a los humanos

Cada vez que una orquídea florecía, organizaban una fiesta. La recién nacida era elevada a un altar al que se acercaban todos los invitados para rodearlo de otras ofrendas florales. De madrugada, una vez terminada la celebración, las orquídeas comentaban que, aunque pareciera sorprendente, a los humanos les gusta que las plantas les hablen: "yo lo he probado, decía una orquídea negra de los pantanos, y mi cuidador parece oírme, incluso creo que crece con mayor lozanía. Yo hablo todos los días a las personas que se acercan…". Con el tiempo, fue común que las plantas hablaran a las personas y les dedicaran palabras complacientes, frases extraídas de libros como Samarcanda: "En nuestros días, los viajeros tienen demasiada prisa, prisa por llegar, por llegar a toda costa, pero no se llega solamente al final del camino. En cada etapa se llega a alguna parte, a cada paso se puede descubrir una cara oculta de nuestro planeta, basta con mirar, con desear, con creer, con amar".

Claro, intervino un clavel pavoneándose, los humanos han dejado de vivir su tiempo porque siempre está adelantados, sus próximas tareas les impiden disfrutar de cada momento. No es como nosotras que deseamos, crecemos y amamos sin…apenas movernos. Nunca los girasoles han previsto la órbita del sol, ni los pétalos han soñado que un día formarían una flor en el espacio.

Luego, las flores se dedicaban a contemplarse mutuamente hermosas.

Bretón, para www.dclm.es