Malitos, y malitos, malitos

No es lo mismo ponerse malita, que ponerse malita-malita o muy malita. Ha sido una lección que nos ha dado Carmen Riolobos, la insigne pepera talaverana que mantuvo durante muchos años el noble título de insultadora mayor de Castilla-La Mancha hasta que sus aplicadas alumnas y alumnos, Guarinos, la dulce Agudo y el almanseño Núñez consiguieron -eso sí entre los tres- arrebatarle el cetro y el trono. Pero nadie duda de que Riolobos aún se encuentra en plena forma, por ejemplo cuando hace un par de días recitó en el Congreso: “Estoy harta del confinamiento y de los chantajes del inútil Sánchez y su multitudinario equipo de incompetentes ministros”. ¡Eso es casi poesía!, ejemplo de quien ha refinado su talento literario durante tantos años en que la ofensa ha sido su único trabajo conocido. Después de tantos años colaborando con Cospedal en el deterioro de la sanidad pública de Castilla-La Mancha, ahora nos recita sus mejores y más sinceros versos: “los talaveranos, cuando están muy malitos, van a Madrid a curarse”.

En política es al contrario que en la sanidad: cuando alguien es malito se hace político del PP de Madrid pero cuando alguien es malito-malito se encumbra en la política del PP de Castilla-La Mancha. 

¿Cómo es posible que esta farsa encuentre seguidores entre la parroquia?

elObservadorDCLM