La oposición no puede ser portavoz de la mayoría y el Gobierno debe gobernar para todos

Hay quien se siente seguro diciendo que apoya una idea porque "la gente" así lo quiere, pero ¿Cuántos son la gente? ¿Son los vecinos de su bloque, los compañeros de su trabajo, los clientes de su bar favorito?, ¿Qué valor numérico es "la gente" 5, 50, 5.000 o 5 millones? Algunos políticos son muy dados a hablar de "los ciudadanos", "la gente", "el pueblo", e incluso los más osados hablan de "los españoles", sintiéndose portavoces de todo un pueblo tan heterogéneo como original, en el que habitan ciudadanos de extrema derecha y de extrema izquierda también. Coexisten curas y terroristas, vegetarianos con taurinos y animalistas con católicos y ateos. Eso es lo que hace bonita la vida, la diferencia de criterios, y la exposición de los mismos sin intentar convencer, o lo que es lo mismo LA TOLERANCIA. 

Utilizar las palabras como "patria", "nación", o "España" queriendo significarse como parte de ella mientras que deja fuera de la misma a quien nos escucha era una práctica muy utilizada en los tiempos de la posguerra. En aquellos años, en los que la comunidad internacional nos dio la espalda; en los que se hacían "lavados de cerebro masivos" para que todos pensaran de una única manera, "que el bando sublevado era en realidad el nacional" como si el resto de la ciudadanía no fuera patriota y no defendiera su tierra, su pan y su familia. Como si se hablara con extranjeros, sin himno y sin bandera, mientras se fomentaba paralelamente el "racismo ideológico" que propicia los discursos “fascistoides”, que tanto daño hicieron en el pasado y utilizando para ello incluso el mismo tono de voz, para recordar la política que dio lugar a una guerra civil fratricida. 

Es importante delimitar en los discursos que cada uno de los grupos políticos defiende a sus votantes, aunque se gobierne para todos. La oposición nunca puede hablar por todos los ciudadanos, hablará por sus simpatizantes, sus votantes y sus militantes.

Todo lo contrario debe hacer el Gobierno democráticamente elegido, con una mayoría de los votos de su población. Este si debe gobernar "para todos", independientemente de lo que haya votado cada uno, porque el presidente del partido es el presidente del partido, el presidente del Gobierno es el presidente de todos, sobre todo y con más fuerza si se ha ganado la presidencia del Gobierno con mayoría absoluta, porque eso quiere decir que la mayoría amplia de los ciudadanos le han dado su confianza. 

Cada cual en su lugar: García-Page, presidente del Gobierno. Núñez, presidente de la oposición y la oposición debe aprender a hacer "oposición" y dejar de hablar como "Gobierno paralelo" y a la sombra, porque “la gente” puede creer en Dios o no. Pueden ser blancos o negros, ricos o pobres. La gente lo que quiere realmente es que le dejen vivir.   

P. Moratilla