Crónicas distópicas. El mundo al revés

Les he cantado a mis hijos, como nana, intentando imitar a Paco Ibáñez, los versos de José Agustín Goytisolo en los que un lobito bueno era maltratado por todos los corderos de un mundo al revés, en el que los príncipes y reyes eméritos eran los malos, las brujas eran hermosas y los piratas eran honrados.

Les invitaba a soñar un mundo nuevo en el que la libertad, la igualdad y la fraternidad fueran valores para acabar con la injusticia de ese mundo al revés. Pero reconozco que lo tienen muy difícil, que todo quedó atado y bien atado en nuestra modélica transición y que el otrora Príncipe, después Rey y hoy Emérito seguirá siendo el menos honrado del reino con la complicidad y apoyo del poder político, el judicial y el mediático.

“Había también un príncipe malo, una bruja hermosa y un pirata honrado”

He escuchado todo tipo de argumentos exculpatorios para las corruptelas del Rey Emérito y, de entre todos, el más peregrino es que no cobraba comisiones sino que recibía donaciones. Si esto hubiera sido así, el Rey Emérito tendría que haber notificado al Estado español tales donaciones y entregarlas a Patrimonio Nacional, según estipula la legislación vigente (Ley 23/1982 y Ley 19/2013) y la propia Casa Real (Normativa sobre regalos de 1 de enero de 2015).

“Erase una vez un lobito bueno, al que maltrataban todos los corderos”

Frente a la tolerancia con el delito continuado de las grandes figuras de la Transición, el Rey, González, Aznar, Pujol… y de los partidos mayoritarios y grandes empresas, se ha buscado un ‘lobito bueno’ al que zurran de lo lindo todos los corderos. Le atizan por haber estudiado, por comprarse una vivienda e hipotecarse durante 30 años, por ser víctima del robo de un teléfono, por ser gravemente insultado, por ser acosado y espiado, por ser víctima de bulos y falsos testimonios, por gobernar para todos los corderos…

“Todas estas cosas había una vez, cuando yo soñaba un mundo al revés”

Plumaroja 20