Un escenario demasiado real para hacer política de ficción

Algunos dirigentes del Partido Popular están ya convencidos de que la estrategia de no apoyar al gobierno en su lucha contra la pandemia, poner todos los obstáculos y tratar de que a España le fuera lo peor posible tanto en lo sanitario como en lo económico, pudo dar ciertos resultados a corto plazo, con el apoyo sustancial de algunos medios nacionales de comunicación que pusieron todos los titulares en el asador, pero ahora empiezan a dudar del resultado positivo de esta maniobra política a más largo plazo. 

La idea era utilizar el desastre causado por el virus para poner al gobierno contra las cuerdas, debilitarlo y, si fuera posible, obligar a una convocatoria de elecciones. Todo el ruido de cacerolas, bulos y los peores augurios consiguió un efecto tan potente como pasajero porque otra cosa que han aprendido los ideólogos de esta astucia es que se puede hacer teatro y representar un papel en condiciones normales pero cuando llega una calamidad pública como esta, la realidad termina por dejar en evidencia a todos los que se han movido en territorio de ficción y no han apoyado con todas sus fuerzas e inteligencia a quienes intentaban resolverla o paliar en lo posible sus desastrosos efectos. No es el coronavirus gaseosa para hacer experimentos, no es posible que consiga el respaldo de los ciudadanos un partido político que ha puesto todos sus huevos en el cesto de aprovechar políticamente la tragedia y no luchar contra ella con acciones tan graves como poner obstáculos a las ayudas europeas.

Ahora existe un movimiento de personas influyentes en el PP que intenta modificar el rumbo del partido que está perdiendo la confianza por seguir los consejos de los radicales que no han sabido entender el escenario en el que se estaban moviendo, demasiado real para hacer una política de ficción.

elObservadorDCLM