El Rey emérito abandona España

No hemos sido los españoles quienes hemos abandonado al Rey emérito, ha sido Juan Carlos de Borbón quien ha abandonado a España. Tal vez no quedó claro cuando se instauró la democracia que los servidores públicos deben ser ejemplo de honestidad, en mayor medida cuanto ostenten cargos de mayor responsabilidad. Hemos vivido una moción de censura al gobierno de un partido corrupto, muchos de sus responsables están en prisión, igual que los dirigentes que protagonizaron el intento soberanista catalán y el referéndum ilegal de octubre de hace dos años.

Todos los españoles sabemos que, presuntamente, el Rey emérito utilizó su posición para lucrarse económicamente. Las cifras son astronómicas y la vergüenza debería ser aún mayor.

Igual que en otras circunstancias, los españoles estamos demostrando mucha paciencia e incluso una manga ancha que nunca existe cuando cualquier ciudadano comete una irregularidad con sus deberes fiscales o una fechoría al margen de la ley.

Tampoco parece que quedó muy claro que todos somos o debemos ser iguales ante la justicia.

En nuestros días, la monarquía es una institución que debe someterse cada día al respaldo de los ciudadanos por considerarla útil y porque toda la familia real demuestre que trabaja por España desde la más estricta honestidad. No ha sido así en España en los últimos años con otro de sus miembros más relevantes en prisión. El respaldo de la monarquía es en buena medida la simpatía del pueblo, su capacidad de hacerse querer y expresar ese sentimiento de provecho para el Estado.

En definitiva, de la propia institución depende que los españoles la consideremos o no prescindible.

elObservadorDCLM