Una sola vida vale mas que mil ferias

Me siento orgullosa de ser Albaceteña porque tenemos una ciudad abierta a diferentes culturas y formas de pensar. Podemos verlo en nuestra cabalgata, donde también tienen cabida otras tradiciones.”Somos gentes de acogida que nos gusta compartir y vivir en armonía con otros modos de vida”.

Soy feliz en mi tierra y me encanta mi feria, pero... mi corazón me dice que soy ciudadana del mundo, donde se debería convivir sin el acoso de las fronteras que, aunque han servido para organizar a los pueblos y crear culturas y riqueza, también han causado a lo largo de la historia y en la actualidad, graves sufrimientos a la humanidad. Nuestra parte irracional sigue estando ahí, al igual que los animales defienden su territorio con su propia vida, nuestras fronteras son la forma humana de nuestra territorialidad.

Es esperanzador que Albacete, a pesar de sus problemas y de algunas opiniones desintegradoras que intentan hacer mucho ruido, que la gran mayoría de Albaceteños seamos capaces de convivir pacíficamente con otras formas de pensamiento. Afortunadamente, cada vez son más las voces en el planeta que proclaman una convivencia integradora.“Nuestra feria es un ejemplo de ello”.

A lo largo de la historia de la humanidad, los pueblos que se han cerrado en torno a su cultura y tradiciones, sin dejar espacio a otros modos de vida, han desaparecido. Estar alineados en un pensamiento único no sirve, se termina anulando la riqueza social que de algún modo todos llevamos dentro. Por suerte, esto no ocurre en nuestra feria, pues, según Wikipedia, “en 2019 acogió a 2.500.000 personas, con ciento de actividades las 24 horas del día” y, yo añadiría... para todo tipo de público.

Salvo en una ocasión, hace muchos años y, por imposición, nunca he abandonado mi feria, he organizado mis vacaciones para no coincidir en esas fechas, porque, desde que tengo uso de razón, he vivido con mucha intensidad y alegría esos días. Estoy demasiado enamorada de ella y, este parón, supone por primera vez en mi vida y por decisión propia, marcharme de Albacete para no percibir su ausencia.

También quiero manifestar el enorme respeto que siento hacia esos Albaceteños a los que no les gusta la feria o les es indiferente, aprovechando esos días para marcharse fuera, hacer otras cosas o, sencillamente, descansar.

Jamás hubiese imaginado un septiembre sin feria. La llevo en el alma. Este año será distinto, sin la alegría de sus calles, sus comercios, las compras de última hora para la cabalgata o la ilusión de vivir 10 intensos días con familia y amigos.

Quizás me guste demasiado la feria y he terminado siendo poco objetiva, ya que donde unas personas escuchan ruido, yo oigo música y alegría, donde hay masificación, yo veo gente con ganas de pasárselo bien. Cuando no encuentro sitio o hago cola para tomar algo, no veo inconveniente en esperar, pues... mis oídos y mi vista se recrean en un ambiente excepcionalmente festivo que solo se saborea durante diez días al año.

He de decir que, a pesar de no poder disfrutar de nuestra feria porque estamos viviendo de una forma diferente, cambiando y aplazado muchas cosas en nuestras vidas, hay que tener esperanza y saber que esta situación PASARÁ. Nos quedará el recuerdo de haber hecho lo correcto, contribuyendo a salvar muchas vidas. “UNA SOLA VIDA VALE MAS QUE MIL FERIAS”. Es más que suficiente para promover un cambio de pensamiento, teniendo la alegría de volver a disfrutar de nuestra feria como siempre hemos hecho.

Que no falte guarreta en la Feria de Albacete. Que los Redondeles se mantengan concéntricos a pesar de la cuerva. Que el cuerpo aguante. 

(Tweet José Luis Cuerda, 6 septiembre 2012.)

Mª Carmen Piñero López.

Educadora Social.