La absoluta e inexcusable necesidad de unión contra el virus

Cerca ya de un millón de personas han fallecido por Coronavirus en todo el mundo donde se han producido cerca de 32 millones de contagios. 200.000 muertos en Estados Unidos; 138.000 en Brasil; 91.000, en India; 75.000 muertos en México; 31.000 en Perú, en España y en Francia…

Muchos países pensaron que ya lo habían vencido pero ha llegado la segunda oleada. El virus ha cambiado las vidas de quienes aún seguimos contándolo. No es sencillo protegerse pero si es posible tomar las máximas medidas que conocemos para evitar los contagios.

En una situación ya tan dramática, lo lógico sería que todos los responsables, absolutamente todos abandonaran filiaciones y pensamientos para unirse contra el verdadero enemigo, un virus que no se propaga solo: lo propagamos los humanos con nuestros movimientos y nuestros contactos con otras personas.

Hemos reflexionado desde el principio sobre la absoluta e inexcusable necesidad de unidad política en la lucha contra el virus. Pero parece que es inútil aunque sea lo que está reclamando ya el sentido común y la sociedad. Segunda oleada del virus, segunda oleada de confrontación política y social.

Parece que es más fuerte la costumbre de aprovechar cualquier acontecimiento, incluso las peores desgracias para tratar de obtener rendimiento político, arrojar los muertos y los contagios a quien gobierna, crear un segundo frente como si no tuviéramos ya suficiente con el cruento, esquivo y desconocido Covid-19.

Incluso los líderes de las formaciones más pequeñas que reclaman unidad, entran también en la confrontación arrojando reproches a los dos grandes partidos con lo que se sitúan en el mismo escenario.

Vivimos un momento histórico y debemos reclamar a todos los políticos, a todos los responsables de gestionar cualquier parcela de la sanidad, la educación o la economía; a todos los seres humanos en definitiva unir fuerzas contra el único enemigo que es ahora mismo el coronavirus. 

elObservadorDCLM