¡Vaya banda!

Se han superado a sí mismos. A nivel de espectáculo, el Gobierno de la Comunidad de Madrid lo ha bordado. Casi han conseguido que los madrileños pudieran salir de puente a contagiar alegremente por las playas de España y por las ciudades históricas cercanas como Toledo, Ávila o Cuenca; casi han logrado que los madrileños tuvieran vía libre para celebrar fiestas y manifestaciones como la de la Hispanidad que, al igual que la bandera española, han sido expropiadas sin permiso por los ultramontanos o patriotas de tapabocas. Ahora les quedan dos caminos: añadir a la confusión el ingrediente de su ineptitud para que disimule entre el desconcierto y prender el ventilador para que otra vez escuchemos que todos los políticos son iguales. Lo hacen cada vez que les pillan en una de sus tropelías o se descubre alguna de sus estratagemas diabólicas. Se negaban a tomar medidas en Madrid para obligar a que las adoptara Pedro Sánchez y luego vender que la decisión del gobierno del Estado no ha sido un ejercicio de responsabilidad ante su inacción sino un abuso de poder totalitario inadmisible, una persecución política a Madrid o el resultado de una falta absoluta de diálogo. Vaya banda de illuminatis.

Esta infame derecha española quiere seguir jugando con nosotros, quiere reírse de todos mientras el virus continúa implacable, atacando a quienes bajan la guardia.

Podrán decir lo que se les antoje, podrán manipular con sus inmundos medios, pero el Gobierno del Estado representa a día de hoy, junto a otros de Comunidades Autónomas como la de Castilla-La Mancha, una esperanza de sensatez, bien escaso o irrelevante en la oposición.

elObservadorDCLM