VIOLENCIA DE GÉNERO, mucho más que las cifras

Han sido 79 feminicidios en lo que llevamos de año en nuestro país. Son 32.000 mujeres las que viven hoy en España con protección policial y 137 mujeres las que son asesinadas cada día en el mundo por un miembro de su familia, pero aún hay quien lo niega, lo discute o lo silencia. No es un caso aislado y pese al negacionismo de una ultraderecha que ignora estas violencias y nos quiere solas y aisladas, cada una de estas cifras lleva nombres y apellidos; una historia y un cruel final que no termina con la muerte, sino que da comienzo a una orfandad en muchos de los casos.

Este año, más anómalo que nunca, IU saca un nuevo eslogan recetando “vacuna feminista al virus machista”, el problema es que, no solo hay quien no se deja vacunar, sino que intenta inyectar el veneno machista a los más jóvenes de nuestra sociedad. Save de Children recuerda que el 41% de las adolescentes de 16 o 17 años, que han tenido pareja, han sufrido violencia psicológica de control. Ayuda en Acción advierte el aumento de violencias sobre la mujer y las niñas en todo el mundo y muestra preocupación por el aumento de matrimonios tempranos.

Todos los estratos sociales lo padecen, porque este virus tampoco entiende de dinero ni de poder y las ONG advierten de que este año se ha disparado la vulnerabilidad de las mujeres frente a la violencia de género, como consecuencia de la pandemia. Están en cualquier rincón, tras cualquier puerta, al otro lado de cualquier ventana. Puede que nos las crucemos en la escalera, en el ascensor o en la cola del pan, muchas de ellas calladas y silenciosas, hasta que salta un titular a los medios de comunicación. La pasada jornada en San Sebastián, “Una mujer herida tras ser acuchillada en el cuello por su pareja” y piensas… tuvo suerte, llegó pronto la policía.

Cáritas advierte del agravamiento y el retroceso que está teniendo la pandemia sobre las víctimas de violencia de género y Manos Unidas denuncia que es intolerable que el 30% de las mujeres o niñas vivan con miedo a ser agredidas. ´

Los sindicatos avisan del aumento del riesgo de exposición a las violencias machistas por la crisis del coronavirus. El trabajo escasea, la dependencia económica se vuelve a hacer presente y los expertos explican que la desigualdad económica es una de las causas de fondo en los casos de violencia de género. Solo hay que pensar con lógica para saber que existen indicios suficientes para asegurar que se ha incrementado la violencia de control y la violencia psicológica, las que menos se denuncian, propiciadas por el encierro y los confinamientos.

Solo hay que intentar buscar empatía por un momento y pensar ¿cómo se siente una mujer que, además de ser mujer y víctima de violencia de género, sufre algún tipo de discapacidad? ¿Cómo se comunica una mujer sorda en un tiempo en el que las mascarillas cubren la boca y cuesta trabajo salir de casa? Es evidente que la falta de accesibilidad aísla a quienes sufren una discapacidad, pero también incomunica exponencialmente a las mujeres sordas víctimas de violencia machista.

Este 2020 se ha atendido a 477 mujeres con algún tipo de discapacidad víctimas de violencia de género y 182 de ellas han conseguido salir de la oscuridad encontrando un puesto de trabajo. Todo un reto en un momento en el que apenas si se puede vivir en libertad por culpa de un virus que puede con todo. Esta es la esperanza de muchas mujeres, porque si ellas lo consiguieron en el momento más duro y cruel de la historia de nuestro país desde hace al menos 81 años ¿por qué no lo vas a conseguir tú?

En Castilla-La Mancha, la Red de Acogida para mujeres víctima de violencia de género atendió en 2019 a 334 mujeres y a 349 menores, porque los hombres matan a las madres, pero todos sabemos que una parte de los hijos se va con ellas.

Ocurre cada día en cualquiera de los 84 Centros de la Mujer repartidos por la geografía autonómica. Han sido 105.571 consultas de mujeres a estos centros de las que 21.382 estaban relacionadas con la violencia de género, pero no fueron las únicas. El teléfono 900 puesto a disposición de las mujeres atendió 6.555 llamadas de las que el 72% fueron hechas por las propias víctimas, el 28% restante fueron amigos, vecinos o familiares quienes alertaron de la existencia de una mujer maltratada en algún lugar. Da igual si es la sierra o la ciudad. El campo o la fábrica. El hotel o la avenida.

Pero hubo más, porque al teléfono gestionado por el Ministerio de Igualdad, el famoso 016, recibió 2.396 llamadas de mujeres castellano-manchegas y el 112 atendió 3.300 llamadas de las que el 42% se hicieron por estar sufriendo o haber sufrido en ese momento agresiones físicas.

Es cierto que solo son cifras, que no hay por qué dar más datos que los que nos muestran la realidad. Da igual si la víctima vivía en Toledo, Albacete o Ciudad Real. Es indiferente si tiene 20, 50 o 70 años, porque la única realidad que nos debe importar, es que una mujer ha sufrido violencia machista y ha sido atendida por una persona o dos o tres. Da lo mismo si ha sido la Guardia Civil o la Policía Nacional. Es insignificante si ha sido atendida por la abogada o la psicóloga del Centro de la Mujer y no debería importar en qué Centro de Salud se han curado sus heridas, porque lo realmente importante es que la lacra sigue viviendo entre nosotros  y comparte su espacio con una pandemia.

Un total de 853 mujeres han recibido protección a través de los dispositivos de localización inmediata. Han sido 184 niños los que han pedido ayuda a través del Programa de atención de menores víctimas de violencia de género, y 73 mujeres mayores de 18 años buscaron una solución en el Programa “Contigo mujeres”.

Nada de esto sería necesario si hubiese realmente una “vacuna feminista contra el virus machista”, ni se agravaría la situación cuando la ultraderecha se empeña en hacer invisible a quienes claman entre llantos y gritos ¡Basta ya¡

Paloma Moratilla