Tocapelotas

Se trata de una palabra compuesta de un verbo (tocar) y un sustantivo (pelotas). De similar estructura, existen múltiples compuestos en nuestra lengua como lava-coches, pasa-tiempo, crece-pelo, limpia-cristales, etc. 

En este caso, se trata de definir a una personas o a un grupo de personas cuya característica principal es tratar de realizar en todo momento una observación discordante, molesta o incordiante para intentar fastidiar a otro lo más posible, como sucede con la famosa “mosca cojonera”.

En nuestra actual vida política existen unos cuantos partidos en cuyas filas se encuentran auténticos especialistas en la utilización de término referido, tocapelotas o el menos utilizado aunque más diplomático “tocanarices”. Ambos se nutren de la crítica destructiva y de la máxima negatividad ante cualquier situación por obvia y hasta dramática que resulte. Siempre ojo avizor para sacar lo más negativo.

Se trata de una adicción que se alimenta de su propia crítica y nunca mira la viga en su propio ojo. Pongamos un ejemplo: el Partido Popular de Castilla-La Mancha ha iniciado una campaña para pedir la apertura del nuevo hospital de Toledo. Ya les han explicado que el nuevo hospital ya está abierto, que se están trasladando a este nuevo edificio las diferentes especialidades y  que “es muy importante que en esta situación de pandemia el traslado se haga de manera organizada”. Pero lo más importante es que ese hospital no existiría si su partido político hubiese seguido gobernando en la región porque sus obras las paralizó el anterior gobierno del PP durante toda su legislatura. 

Pero siguen a lo suyo, pidiendo soluciones que ellos nunca aportan, molestando todo lo posible y tirando de ácido corrosivo ante cualquier situación, virus, incendios, temporales: cuanto peor, mejor. Esa es su única política y su único pasa-tiempo.

elObservadorDCLM