ESE LADRON QUE LLEVAS DENTRO

Rodrigo Rato ha vuelto a ser imputado por un delito de malversación continuada del año 2010 al 2015 por incrementar su patrimonio personal ostentando cargo público. A parte de blanqueo de capitales, fraude a la Hacienda Pública, tarjetas black y un sinfín de delitos varios. Creo recordar que lleva en su lomo mas de 14 imputaciones.

¿Cómo es posible que un señor elegido a ocupar un cargo internacional en el Fondo Monetario sea capaz de actuar con prácticas presuntamente delictivas?

¿Ustedes se lo preguntan? Porque yo si. Me quedo alucinada con que nuestros dirigentes con mas proyección internacional se comporten como auténticos chorizos. Empezando por nuestro rey emérito, pasando por su yerno Urdangarin, señalando a Rato y otros muchos que pasan con naturalidad por los juzgados sin levantar una ceja.

A estos casos añadimos los nacionales, los de andar por casa, eso de ponerse la vacuna si tienes posibilidad y estas ocupando un cargo publico. O tener un millón de euros en el altillo del armario de la casa de suegro, como Granados.  Llenaría esta pagina con casos de corrupción cada vez mas frecuentes. 

Total, si no robo yo, ya lo hará el siguiente.

Nos hemos acostumbrado a que la corrupción y que el robo a mano armada sea algo normal. Nos llevamos las manos a la cabeza y les ponemos verdes a nuestros queridos políticos corruptos que aprovechando su estatus arrasan con los fondos públicos o lo que haga falta.

Pero la cuestión no es que hacen los demás, les invito a que reflexionemos juntos sobre esto.

Si hacen una encuesta preguntando a la ciudadanía que haría en el caso de ostentar un cargo publico, si robarían, si usarían su poder para su propio beneficio, estoy segura de la mayoría diría que no.

Saldría ese honesto que también llevamos dentro e incluso muchos nos ofenderíamos con la idea de que alguien nos señalara con tan infame acusación. No hay dinero en el mundo para comprarme diría alguno. Si es de derechas o de muy de derechas el honor saldría a pasear unido a la patria y el rey.

Pero la realidad es bien distinta, aquel que se erigía como honorable, respetable e impecable cuando puede se convierte en despreciable. Que gran contradicción señores lectores. Que locura hemos creado. Y todos somos responsables, porque si somos sinceros no sabemos si ese ladrón que todos llevamos dentro saldrá alguna vez de la caja cerradita que tenemos dentro.

¿Todos tenemos un precio? ¿Cuál es el tuyo?

 Ahí lo dejo…

Marta Herrera