Crónicas Distópicas. EL MERCADO GENOVÉS

Durante siglos se afirmó que los mercados persas eran insuperables por la calidad y variedad de sus mercancías y ello sin que Adan Smith hubiera teorizado acerca de las ventajas de la libre competencia sobre las economías reguladas. Pero, los viejos mercados persas han sido superados de largo por el Mercado Genovés, en el que las reglas morales y éticas que defendía Smith han sido eliminadas de raíz.

La mercancía más abundante en este mercado son políticos tránsfugas, periodistas de medio pelo, policías patrióticos y jueces al peso. Inauguró el mercado Esperanza Aguirre, la más liberal, con la compra de Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez, quienes la auparon a la Presidencia de la Comunidad de Madrid en junio de 2003 y, desde entonces, el PP no se ha bajado del cargo a pesar de dejar un reguero de corrupción del que no se ha librado ninguno de sus sucesores y sucesoras, IDA incluida.

Para el PP, tapar ese olor a podredumbre y decadencia moral era fácil, solo había que colocar al frente de los medios de comunicación a periodistas amigos, utilizar a la policía patriótica para destruir pruebas y crear procesos paralelos y controlar el poder judicial para que siempre hubiera un juez o jueza dispuestos a hacerle un favor al partido a cambio de una prometedora carrera.

Desde 2003, el Mercado Genovés no ha dejado de funcionar y aunque el producto estrella no era el tránsfuga de primera línea, ahí estaban los Pedro J, Ana Rosa, Inda o los Marchena, Lesmes, Espejel…, y los Villarejo, Eugenio Pino o Enrique García Castaño; por supuesto, no faltaron en el mercado cargos políticos medios y concejales de urbanismo. Dinero había de sobra en la Caja B.

Ahora han vuelto a ponerse de moda los políticos en el Mercado Genovés. Su precio ronda los 80.000€ al año y coche oficial, aunque los hay que se compran con la simple promesa de ir en un puesto de salida en una candidatura electoral, como Toni Cantó. Con Ciudadanos y Vox, el PP tiene lista de espera para comprar mucho y barato y sobran donantes para que no falte cash en la Caja B.

Solo puede estropearlo el bocachanclas de Teodoro García Egea, que vocea a los cuatro vientos los productos que compra en el puestecillo murciano y, ahora que Lesmes está en horas bajas, puede despertar el interés de algún fiscal por investigar si ese mercadeo tan opaco se ajusta a las reglas de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia.

Plumaroja 20