DCLM condena las graves amenazas de muerte a Marlaska, María Gámez e Iglesias

DCLM se suma a las condenas de las cartas que han recibido el líder de Unidas Podemos, el ministro del Interior y la directora de la Guardia Civil con "graves amenazas de muerte". La misiva dirigida a Iglesias contenía cuatro balas de Cetme, un modelo de fusil de asalto empleado por el ejército.

En una democracia como la española no pueden permitirse este tipo de amenazas, la única confrontación debe quedar en el debate de la palabra, la discusión civilizada en torno a las ideas, los diferentes programas políticos y las legítimas aspiraciones de gobierno. Ya no se trata de las elecciones en la comunidad de Madrid sino de una provocación, una coacción grave contra la democracia y un ultimátum a unas personas, sean o no servidores públicos.

Ningún portavoz, ningún medio debería blanquear estas provocaciones ni mirar para otra parte porque, como ha dicho Ángels Barceló, los demócratas somos muchos mas: “entonces, hagámonos oír. ¿Ellos hacen mucho ruido? Sí, pero nosotros somos muchísimos más y de eso va la democracia… Y con la democracia no se juega”.

Y no condenar la violencia, en particular estas graves amenazas a la vida de tres personas, es una forma de legitimarlas como ha hecho Rocío Monasterio.

La señora Ayuso cometió un grave error cuando lanzó un tuit en el que le decía a Iglesias que cerrara la puerta al marcharse de un debate al que no asistió, ella sabrá el motivo aunque todos lo sospechamos. Pablo Casado ha deslegitimado a Ayuso al asegurar que “en los debates es bueno estar”, al condenar las amenazas y al retirar el tuit del PP de Madrid.

Monasterio consiguió su propósito de hacer estallar un debate de ideas y programas que ni al PP de Madrid, ni a Vox parecen interesarles. Para ellos, la puesta en escena y las provocaciones son mucho más importantes que los debates.

La fiscalía del Estado debería frenar esta exaltación y tolerancia del terrorismo.

elObservadorDCLM