La "ironía cabreante" de García-Page

Han tenido que pasar muchas cosas, mucho tiempo y muchos políticos por el panorama regional y nacional, para que alguien se atreviera a poner el cascabel al gato que más que gato es león a juzgar por los rugidos que emiten.

Todo el mundo reconocía que el trasvase Tajo-Segura era algo insano, insalubre, artificial, contra-natura. Todos eran conscientes de que la vida del río peligraba. Todos sabían que había que tomar medidas, pero nadie ha tenido “bemoles” suficientes como para coger al león de frente y dejarle muy claro que su selva ya no es su selva porque realmente nunca lo fue. Porque nunca fue un león sino un simple gato. Porque sus mimos de “minino mimoso” se terminaron el día que Cospedal se fue de Castilla-La Mancha; García-Tejerina dejó de ser ministra y Mariano Rajoy volvió a su notaría.

Han sido años de ver como los sucesivos presidentes de Murcia se hacían fotos simpáticas en el Ministerio de Agricultura, provocando malestar entre los que defienden la naturaleza y su río; mientras regantes y políticos murcianos mantenían su idea inamovible de acabar con la “gallina de los huevos de oro”, que no es gallina sino río y no tiene oro sino agua; sin importarles un ápice la muerte injusta y violenta de una cuenca que atraviesa todo el país, y que durante siglos sembró vida a su paso, aunque ahora solo siembra desolación.

El presidente del Sindicato de Regantes del Trasvase Tajo-Segura, Lucas Jiménez dice que van a “patalear hasta la última hora, hasta las últimas consecuencias” y el presidente de CLM, García-Page, entiende su impotencia, porque han sido muchos años de pedir sin obtener; de rogar, de suplicar sin que nadie hiciera caso a esta tierra que año tras año, hasta un total de 42, ha visto cómo se iba por la puerta de atrás la riqueza de sus gentes, de sus campos y de sus negocios. Eso se llama “empatía”, pero Lucas Jiménez lo llama “ironía cabreante”.

El presidente del SCRATS afirma que esta es una “medida a la que no encontramos un final razonable”, pero es que no puede haber un “final razonable” a una situación artificial y onírica, creada durante el franquismo, para enriquecer a una tierra, mientras se empobrecía aún más a la otra, que nunca se quejaba; pero esta tierra también ha aprendido ya a quejarse, a reivindicar y a pedir lo que por derecho le corresponde ¿cómo va a haber un final razonable a un hecho irracional?

Por eso mienten y siguen mintiendo, calentando motores y cabezas, no solo de regantes sino de ciudadanos particulares a los que dicen que les faltará el agua o que pagarán más caro su precio. Tal es el coleteo del pez fuera del agua; que un día dicen esto y al contrario reivindican la agricultura por encima de cualquier otra necesidad o derecho.

La ley lo deja claro, primero agua de beber, luego agua para el cuidado medioambiental y por último agua para regar, pero las macro-extensiones hortofrutícolas de Murcia quieren invertir ese orden, dando prioridad al agua de regar que no deja de ser más que una materia prima de su industria. Cualquier empresario sabe que la materia prima se compra, y se paga. No se subvenciona por el Gobierno, ni se exige a la empresa de al lado. Pero han sido muchos los años que así ha sido y ahora cuesta reconocer el error.

La Mesa del Agua de Almería deja claro el planteamiento del conjunto de regantes de Levante, cuando dice que “El aumento de caudales de Aranjuez pasando de los 6m3/seg. a los 8.58 m3/seg., supondrá un aumento del volumen a desembalsar desde Entrepeñas a Buendía, de 78 hm3/año y no está debidamente justificado”.

No le sirve a la Mesa del Agua de Almería, las reiteradas sentencias judiciales procedentes del Tribunal Supremo que ordenan el aumento del caudal ecológico del río Tajo para asegurar su supervivencia.

Es tal el grado de egoísmo mostrado por los regantes de Levante, que llegan a decir que estos desembalses; que lo que hacen es dejar al agua que circule por su propio cauce natural, por donde debe circular y por donde ha circulado durante siglos; “perjudicarían fundamentalmente a los regadíos, ya que los abastecimientos tienen asignado un volumen de 7,5 hm3/mes en los niveles 2 y 3 que se suministrarán con prioridad a los regadíos”.

Primero les cuentan a los ciudadanos que les va a faltar el agua para finalmente reconocer, en el calor de la protesta, que el agua de beber está garantizada; añadiendo como un reproche al Gobierno que el agua de beber tenga prioridad sobre los regadíos.

Si a la empatía, que es sentir con el prójimo la impotencia de que las cosas no salgan como uno quiere,  en Murcia le llaman “ironía cabreante”, yo comparto con el presidente de Castilla-La Mancha este calificativo.

P. Moratilla