MERCANCÍA HUMANA

Cuando este sistema implantado en el planeta saca las garras más feroces, nos vemos inmersos nuevamente en un conflicto político que juega con la vida de la gente.

Que valemos poco o nada para esos que mandan en este circo es algo evidente, y que todo se compra y se vende porque no somos dueños de nuestra propia existencia, es un hecho.

 Así el rey de Marruecos, su alteza real caprichoso y enfadado por los acontecimientos, el líder del Polisario esta en un hospital español, decide enviar a miles de sus compatriotas prometiéndoles una vida más feliz y próspera. Él, en su trono de oro, no ha sabido desarrollar una política social, ni económica para conseguir que su país prospere. 

Multimillonario, con un grupo empresarial que en el 2020 dobló sus beneficios con respecto al año anterior, disfruta de una fortuna de 2500 millones de euros, con aviones privados, yates y todo tipo de lujos varios, aunque su población vive en la más absoluta miseria, mas del 70% de los marroquíes esta en riesgo extremo de pobreza.

Hablan de chantaje, de poner entre las cuerdas al estado español, se dice que el conflicto viene de largo y que cada gobierno ha tenido que lidiar con las exigencias de su serena majestad.

Pero más allá de lo político, de un problema al que se van poniendo paños calientes sin llegar a una solución definitiva, hablando del comportamiento humano, una vez más, seguimos estando delante de la codicia humana y de la falta de compasión que habita en esa parte de la población que dirige nuestras vidas.

¿Al rey de Marruecos le importan algo sus súbditos? Evidentemente a su alteza real le importa solo su propio ombligo. Envía como peones, como moneda de cambio a miles de personas para conseguir más dinero, más poder, más y más de algo. Como si no tuviera suficiente. Esos son los reyes, la monarquía, la sangre real, el sangrial. Los que por linaje tenían conexión directa con lo divino. Aquellos que juraron defender y ayudar al pueblo. Esos que por tradición se comportaban de forma honorable e impecable.

Algo ocurrió en el camino hacia ese devenir que truncó la idea de comportarse de forma honesta. La avaricia y el control por el poder llevó a esta panda de impresentables a realizar actos intolerables incluso con su propia gente. Abandonar a su suerte a su propio pueblo sin medir las consecuencias y solo con un objetivo, controlar y controlar al país vecino.

Como mercancía trata el rey de Marruecos a los miles de seres humanos que en busca de una vida mejor atraviesan los límites e intentan llegar a un lugar que no les proporcionara nada de lo soñado.

Uno más entre tantos, reyes, dictadores, presidentes, ministros, dirigentes de un planeta donde lo oscuro y humillante sale a la luz cada día un poco más.

No se hasta dónde vamos a permitir que llegue la codicia.

Ustedes dirán…

Marta Herrera