La semana del esperpento de Cospedal-Villarejo-López del Hierro

Atravesar una dura pandemia hace que el tiempo se vea largo, y lo que pasó hace apenas 7 años, se tenga referenciado como si hubiera transcurrido más de una década. No hace tanto tiempo que María Dolores de Cospedal era la presidenta de CLM. Por primera vez el PP había conseguido la “vara de mando” en la región y había mostrado la clase de pasta de la que están hechos sus altos cargos. Cospedal negociaba, conversaba y escondía información de la operación Kitchen dentro de los muros de lo que siempre ha sido un lugar serio y respetuoso con las instituciones, como es el Palacio de Fuensalida.

Cospedal desapareció de Toledo, de su cigarral y del Palacio, por el bien de esta región a la que dejó sumida en la más terrible de las miserias, con menos médicos, menos enfermeras, menos maestros, menos trabajadores sociales, menos... menos… menos…

Su tiempo estaba dedicado a otros menesteres, como por ejemplo a tener conversaciones con comisarios jubilados, a quien la Unidad de Asuntos Internos había interceptado documentos sobre un supuesto proyecto, bautizado como SMP, que tenía como objetivo “evaluar la posibilidad de anulación total de las actuaciones del sumario de Gürtel”, o lo que es lo mismo, obstruir el trabajo de la Administración de Justicia. Una propuesta que le había realizado uno de los abogados que representaban a los miembros del PP al comisario jubilado. Todo ello por el “módico” precio de 15 millones de euros, “pacata minuta” teniendo en cuenta que hablamos de una caja B, reconocida judicialmente mediante sentencia, y por lo tanto de “dinero ajeno” de ese que cuesta tan poco gastar que es ese mismo por el que los ciudadanos mileuristas sufren lo indecible cada día para poder terminar el mes.

Esa persona que podía hacer el trabajo requerido (supuestamente) era José Luis Olivera, jefe de la UDEF en los primeros 3 años de instrucción de la Gürtel, imputado como consecuencia del interrogatorio de Morocho, a quien (supuestamente) trató de comprar a cambio de un puesto con mejor remuneración. El propio Villarejo presumió con algún dirigente del PP de “obstaculizar la investigación de Gürtel a través del comisario Olivera”.

Aun así el PP sigue negando su caja B, y sigue intentado sacar el “ventilador de la basura” para crear su cortina de humo que haga cada vez más oscura la situación de la Gürtel.

Olivera, hoy asesor de la Federación Española de Fútbol, compareció ante el Juez el pasado lunes para arrojar más humo sobre la causa. Así mientras la Fiscalía sostiene que estaba al tanto del espionaje a Bárcenas y que fue el quien facilitó a Villarejo los datos que este días después entregaría a Cospedal, sobre las investigaciones que afectaban al PP y que en ese momento se encontraban bajo secreto de sumario, el niega la mayor.

Olivera no contestó a una sola pregunta que no fuera de su abogado o del juez,  alguna de las de estos tampoco las respondió alegando “desconocimiento del sumario” a pesar de que para la Fiscalía Anticorrupción hay indicios de que estaba al tanto del despliegue e incluso además existe un audio en el que Villarejo habla con él sobre el confidente de la trama y presume de la información conseguida.

Desde luego que si alguien trae luz a esta causa no será la ex presidenta de CLM que admite reuniones con Villarejo, pero “no las apuntaba en la agenda” “no sabe por qué”. Dice que no hubo encargos  y por lo tanto tampoco pagos, aunque en la agenda de Villarejo aparecen notas como “Cospe muy preocupada 5 pagos de 200”. Dice que no sabe nada de Kitchen a pesar de que la Fiscalía defienda que tanto ella como su marido realizaron intervenciones “decisivas” para captar al chófer de Bárcenas, el espía de la Kitchen.

Y mientras el PP habla del ERE de Andalucía o Inda se entretiene haciendo artículos contra altos cargos del Gobierno, el chófer de Cospedal dice que “metía a Villarejo por el Garaje (de la sede de Génova) para evitar que su nombre quedara reflejado en el control de entrada”. Mientras el PP habla de indultos el marido de Cospedal confiesa que “entraban por el garaje porque cuando el PP estaba en la oposición se intentaba evitar que empresarios o figuras similares accedieran a la vista de todo el mundo y quedara constancia de su visita en el registro de entrada”, más que nada “para evitar suspicacias”, y evitando suspicacias lo que consiguieron fue sembrar las dudas entrando por el garaje en lugar de entrar por la puerta principal, como hace todo hijo de vecino, salvo que se tenga algo que ocultar.

Ahora seguiremos oyendo a los políticos del PP hablar de la autodeterminación de Cataluña, poner recursos contra las decisiones del Gobierno y zancadillas contra los acuerdos, además de hacer trampa en un campo en el que la oposición no tiene competencias, como es el de los impuestos, manipulando y resobando con creces el IVA de las peluquerías por poner solo algún ejemplo.

Así ha ido transcurriendo esta semana de esperpento del matrimonio López del Hierro-Cospedal, que se cierra este viernes cuando Villarejo declara al objeto de definir cuál era la situación de Mariano Rajoy en todo el entramado de corrupción de la Kitchen. Siguen sin faltar las cortinas de humo, esta vez de Javier Maroto, portavoz del PP en el Senado, criticando que algunos miembros de la iglesia y de la CEOE se hayan metido en política para dar su opinión favorable a los indultos, pero silenciando la de aquellos altos cargos de empresa o miembros de la iglesia que dan su opinión contraria a los indultos, porque el PP no sabe medir con el mismo rasero, porque el juego del PP es si gano todo es mío y si pierdo te lo tengo que quitar.

Esta semana ha demostrado una vez más lo que ya es una evidencia manifiesta: el PP no sabe jugar respetando las reglas del juego. Es lamentable que sigan soltando más humo sobre una trama, a todas luces, evidente y es penoso que este país no tenga una oposición digna.

P. Moratilla