El virus, Kabul y nuestro planeta frito

No teníamos suficiente con el virus, con los negacionistas y el sofocante cambio climático cuando, en pleno mes de agosto, los talibanes se hicieron con el poder en Afganistán. Mi experiencia como periodista en países extranjeros es que resulta muy complicado llegar al verdadero fondo de los asuntos y que tampoco resulta sencillo conocer, traducir y explicar usos y costumbres tan diferentes a los nuestros, fraguados durante miles de años. Una cuestión cultural donde nunca faltan intereses de diferente calibre, armas, drogas o petróleo. Nos une, eso sí, nuestra condición humana y que todos debemos aspirar a derechos como la libertad de expresión y la particular forma de organizar nuestras vidas sin que nadie nos lapide. 

Es difícil explicar guerras y revoluciones pero a lo largo de la historia hemos constatado que muchos o casi todos los que han acudido a liberar a un país, lo han conseguido y se han instalado en el poder han practicado luego algún tipo de corrupción. Nos parece una cuestión de dignidad internacional salvar a un pueblo de sus despiadados dictadores ya sean militares golpistas o fanáticos religiosos. Pone los pelos de punta recordar prácticas de los talibanes, en particular con las mujeres a las que consideran animales de compañía de los hombres. 

Es difícil ganar esas guerras pero lo es mucho más crear luego una sociedad democrática a nuestra imagen aunque, salvadas las distancias, nos queda un educado o refinado y menos cruento resquicio de similar comportamiento.

Aunque es por todos conocido el exilio de nuestro emérito, aquí los presidentes no deben huir en helicóptero cuando pierden las elecciones. En nuestro país, el Partido Popular vino a ‘salvarnos’ de la crisis de Zapatero que era en realidad la crisis de Aznar y luego creó una genuina trama de corrupción que aún se juzga en los tribunales. Explícale tu eso a los afganos. Claro que es infinitamente mejor una democracia como la nuestra que una guerra y una dictadura como la que sufrimos aunque ahora también se amasen fortunas en paraísos fiscales, se organicen disimulados golpes de estado y nuestros particulares talibanes de Vox concurran a las elecciones.

Un abismo en el que median siglos de guerras territoriales y religiosas, atrocidades, ocupaciones, conquistas y reconquistas.

Ahora vivimos en paz pero estamos friendo literalmente el planeta. Las posteriores generaciones se acordarán de nosotros mientras recogen las cenizas.

En Castilla-La Mancha, el líder del PP, Paco Núñez, “exige” al presidente Page que vuelva de vacaciones para que resuelva el tema de la subida de las tarifas eléctricas. No le deja respirar. Tal vez sería más conveniente que le preguntara a su compañero, el angelito Acebes que debe estar mucho mejor informado y seguramente disfrutando en Marbella en compañía de los suyos.

Vaya veranito y eso que estamos vacunados aunque no de espanto.

elObservadorDCLM