La zorra (López Miras), al cuidado del gallinero (el Mar Menor): ¿quién pagará las costas?

La zorra quiere cuidar el gallinero del Mar Menor. El Presidente del PP de Murcia, Fernando López Miras, reclama al gobierno del Estado las competencias en las costas que está colaborando a destruir y, en el colmo de la audacia, ha decidido denunciar al ministerio de Transición Ecológica y, en su nombre a la ministra Teresa Ribera por “Inacción y falta de aplicación de medidas que contribuyan a la protección y recuperación del Mar Menor tras su decisión de abandonarlo, permitiendo que cada día entren al ecosistema 30.000 metros cúbicos de agua dulce y 5.857 kilos de nutrientes".

El párrafo no tiene desperdicio y representa una excelente muestra del impudor político en el que se han especializado los líderes del Partido Popular. Porque, tras los múltiples informes publicados estas semanas, todo el mundo sabe ya que la culpa del deterioro del Mar Menor la tienen precisamente el Gobierno Murciano y el PP, que no solo han transigido durante años con los vertidos de las explotaciones agrícolas privadas sino que además las han protegido y han sido por tanto cómplices de uno de los mayores desastres ecológicos que sufre España. 

“DISTRAER SU INACCIÓN Y SU RESPONSABILIDAD EN LA DEGRADACIÓN DE ESTE ESPACIO”

La respuesta de ministerio al Gobierno Murciano ha sido moderada pero advierte sobre la realidad del embrollo y considera que la denuncia ante la Fiscalía por parte del Gobierno de Murcia “busca distraer la atención sobre su inacción y su responsabilidad en la degradación de este espacio”. No obstante, el ministerio añade que seguirá trabajando para evitar el deterioro ambiental del Mar Menor.

En todo caso, resulta obvio que la solución al problema del Mar Menor no es una denuncia contra el gobierno del Estado. Es mucho más clara según la asociaciones naturalistas y los peritos que estudian el desastre sobre el terreno: la urgente necesidad de desmantelar los cultivos ilegales, eliminar hectáreas de cultivos intensivos y crear un cinturón verde de unos 45 kilómetros para que los nutrientes se filtren y no lleguen al mar. También se pide que se recuperen los antiguos cultivos ordenados en terrazas, con zonas para acumular el agua, una labranza paralela al mar que fue sustituida por suelos en pendiente que vierten directamente los nitratos al mar.

ANTES Y DESPUÉS DEL TRASVASE TAJO-SEGURA

Hace cuarenta y un años, antes de iniciarse los trasvases, el Tajo era un rio de curso abundante y de aguas limpias. Es el río más largo de la península ibérica, regulado por los embalses de Entrepeñas, en Guadalajara, Buendía y Bolarque, en Guadalajara y Cuenca. A esa zona se la denominaba El Mar de Castilla porque aparecía repleta de agua limpia donde podían practicarse numerosos deportes acuáticos.  El Mar de Castilla era un destino turístico importante que hace años ha dejado de serlo.

Antes del trasvase del Tajo al Segura, inaugurado en 1979, Murcia era una zona semiárida donde se producían cultivos de secano, cebada, trigo y almendros.

El Mar Menor, la albufera española de mayor extensión, con 13.500 hectáreas, fue un destino turístico de gran importancia en España. Está separada del Mediterráneo por una franja de arena denominada la Manga del Mar Menor. 

DESPUÉS DEL TRAVASE

El último día de marzo de 1979 se produjo el primer trasvase a agua del Tajo al Segura, a través de un canal de 292 kilómetros. Desde entonces se han trasvasado unos 14 mil hectómetros cúbicos de agua lo que ha permitido la transformación del campo de Murcia: aquella agricultura de secano se ha convertido en un enorme negocio que se extiende por 80.000 hectáreas de agricultura intensiva, de ellas 8.500 ilegales. Si antes del trasvase se dejaba descansar un tercio de cada terreno en cada cosecha, ahora, con la agricultura intensiva, se recogen hasta tres cosechas en diez meses. Las grandes empresas agroindustriales constituyen un fuerte lobby al que apoyan tanto el gobierno de Murcia como el Partido Popular de España con el silencio cómplice del PP de Castilla-La Mancha.

Se calcula que cada segundo llegan a la costa del Mediterráneo unos 277 litros de agua contaminada de productos químicos y fertilizantes, procedentes de la agricultura.

La legislación europea contempla que una zona está contaminada cuando el agua contiene más de 50 miligramos de productos químicos por litro. En Murcia se supera esa cifra seis veces.

El Mar Menor está ahora mismo condenado. Han aflorado desastres ecológicos con miles de peces muertos en septiembre y octubre de 2019 y este mes de agosto de 2021. El Gobierno murciano dijo hace dos años que el fenómeno se debía a una riada de agua y aseguró que protegería el Mar Menor. Era falso y no ha hecho nada, todo lo contrario. 

CÓMPLICES DE LA MUERTE DEL TAJO Y DEL MAR MENOR, ANTES Y DESPUÉS

Tanto el ejecutivo murciano como el Partido Popular han sido por activa y por pasiva, cómplices de los grandes negocios agrícolas, reclamando cada vez más agua del Tajo aunque los embalses puedan realizar cada vez menos aportes debido a la escasez de lluvias y al cambio climático. 

El agua del Tajo riega cerca de 150 mil hectáreas, más de 85 mil en Murcia, cerca de 59 mil en Alicante y 3.000 en Almería. Además, abastece de agua potable a dos millones y medio de personas que llegan a tres millones en verano. Con el agua del trasvase se han regado también campos de golf y se ha dotado de agua a nuevas zonas turísticas que han beneficiado a la zona de Levante y han perjudicado a otras de Castilla-La Mancha. Poco a poco se han ido ampliando los terrenos de regadío y los políticos del PP, cómplices de esos empresarios privados, no han dejado de reclamar más agua del Tajo incluso en momentos de sequía, en situaciones de prealerta y de alerta.

LA MUERTE DEL TAJO Y DEL DESARROLLO ECONÓMICO DE LOS RIBEREÑOSLa consecuencia es un río Tajo prácticamente muerto, con muchos de sus tramos sin el caudal ecológico suficiente para diluir las aguas contaminadas que proceden del Manzanares y el Jarama, lo que impide la supervivencia de los ecosistemas vegetales, animales y el aprovechamiento humano del agua, tanto para el consumo como para las empresas turísticas de Castilla-La Mancha que un día florecieron cerca de los grandes embalses. 

La región ha perdido importantes posibilidades de desarrollo en municipios cercanos al que se llamó “Mar de Castilla”, para usos turísticos, recreativos, agrícolas o culturales.

Se ha incumplido sistemáticamente la Ley que establece como prioritaria a la cuenca cedente (Castilla-La Mancha) que no ha podido utilizar el agua para su propio desarrollo. Nuestra región ha sufrido una progresiva desertización medioambiental y humana al haber arrebatado el agua para nuestro desarrollo en beneficio y la prosperidad del sureste español.

En definitiva, el trasvase ha generado importantes perjuicios para el Tajo, para Castilla-La Mancha y para distintos ecosistemas de Murcia ya que la avaricia ha roto, definitivamente el saco.

EL MAR MENOR: LA AVARICIA QUE ROMPIÓ EL SACO

Ese mismo negocio insostenible que ha condenado al Tajo y a los municipios ribereños de Castilla-La Mancha, ha condenado también al Mar Menor con repetidos episodios de muerte y enfermedad de las aguas, cada vez más frecuentes. Si los toledanos hace muchos años no pueden bañarse en el Tajo, los murcianos se encuentran ahora en sus pies con el mismo agua turbia, un fango verde donde no existe posibilidad de vida.

Ahora, el gobierno murciano, en un nuevo intento de huida hacia delante, ha llevado al ministerio de Transición Ecológica de España a los tribunales para intentar tapar su complicidad con la industria de agricultura extensiva y su mala conciencia, muy poco después de que el líder del PP, Pablo Casado, se haya mostrado públicamente a favor del trasvase causando gran indignación en Castilla-La Mancha y siempre con el silencio cómplice del PP en la región. El gobierno de Pedro Sánchez ha aprobado una ley que disminuye la cantidad que se obliga a trasvasar cada mes desde el Tajo, según el Memorándum aprobado por los barones del PP, entre ellos María Dolores de Cospedal. La respuesta no se ha hecho esperar entre las mafias de los sindicatos de regantes que han lanzado a la calle manifestaciones en las que también han participado líderes del PP.

UN PROCESO ABIERTO SOBRE EL DETERIORO “IRREVERSIBLE Y CATASTRÓFICO DEL MAR MENOR”

El gobierno murciano denuncia al Ministerio pero poco se habla del proceso abierto en noviembre de 2019, tras la anterior aparición de peces muertos, por el Juzgado de Instrucción número dos de Murcia en el que se pide la confección de atestados a empresas y agricultores que presuntamente están contaminando el Mar Menor.

Según ha revelado El Confidencial, se investiga no solo a empresarios sino también “a personas de la administración pública, tanto cargos del gobierno regional (de Murcia) como de la Confederación Hidrográfica del Segura”.

En las primeras conclusiones del informe técnico encargado, se ha identificado a un número muy sustancial de empresas que han vertido más del 90 por ciento de nitratos y se han identificado como una de “las causas principales del deterioro irreversible y catastrófico en la calidad del medio natural del Mar Menor”.

Además de los vertidos contaminantes procedentes de la agricultura, se han detectado también vertidos ilegales al mar con residuos de salmuera resultante de la desalación en pozos y otras zonas que terminan en el acuífero subterráneo que desemboca en aquella albufera, un día trasparente y llena de vida.

¿QUIÉN PAGARÁ LAS COSTAS?

Las costas de los juicios serán lo de menos, lo peor son las Costas del Mar Mediterráneo y los caudales del río Tajo. Recibimos una naturaleza llena de salud y de vida. Ahora, el negocio insostenible y desmesurado intenta lavarse las manos en el fango y seguir huyendo hacia delante con el apoyo político del Gobierno de Murcia y del Partido Popular.

Tal vez los pare la justicia y, desde luego, la conciencia de los ciudadanos, cada más implicados en la defensa de nuestra casa, la salud de la naturaleza y la mejora de un legado irremediablemente bochornoso que dejaremos a las próximas generaciones.

DCLM