A lo mejor he sido yo

Los líderes del Partido Popular nunca son responsables de nada aunque la evidencia demuestre lo contrario. Es más, parecen disfrutar de patente de corso, aquel permiso del que gozaban algunos barcos en la Edad Media para atacar barcos y poblaciones. Además de esta patente social para la corrupción o cometer tropelías sin ser por ello juzgados en la misma proporción por la sociedad, son herederos de una escuela iniciada en el conocimiento de la hipocresía que borda el fingimiento de esgrimir cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente practican. En este caso no les ha hecho falta el regalo de alguna universidad para superar con cum laude la asignatura de actuar con falsedad para perfeccionar luego otras complementarias como la simulación, encender el ventilador, lanzar falsas polémicas, culpar al otro de sus propios errores o decisiones interesadas y el llamado filibusterismo político, un método para retrasar o bloquear decisiones como la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Por cierto, el presidente del Consejo, Carlos Lesmes, que no dimite por decencia constitucional, cobra 7.000 euros netos al mes, casi un 50 por ciento más que el presidente del Gobierno de España.

Ante esa hipocresía de culpar siempre al otro, el culpado no tiene más remedio que intentar retorcerse en la verdad, hacerse el harakiri o tomárselo con la calma de aquel miembro de la familia a quien le culpan de todo y se atreve a decir en voz baja: “No, si a lo mejor he sido yo”.

Pero el PP ya no es el alumno más aventajado de la clase en hipocresía: ¿quién lo ha superado? Vox, naturalmente. Ortega Smith lo está bordando en su aparente ofensiva contra el PP a quien sin embargo siguen apoyando en las instituciones donde ambos gobiernan. La última excusa -ya ha habido varias muy diferentes- del PP para no renovar el Consejo (que debería haberse renovado hace tres años por mandato constitucional), es que se cambie antes el modelo de elección, de forma que sean los jueces quienes seleccionen a sus vocales y no los ciudadanos a través de sus votos, un sistema que para muchos podría alentar el corporativismo en el mundo de la Justicia. Vox no se fía del PP o eso dice y asegura que los de Casado no remodelarían el sistema en caso de gobernar, con Vox naturalmente. Pero lo más fuerte es que, en esa aparente ofensiva contra la “derechita cobarde”, Vox califica ahora al PP de “izquierda disimulada con careta”.

Careta tienen, desde luego, el PP y Vox porque mientras tanto, el tiempo corre y el Consejo General del Poder Judicial sigue con la mayoría que le dio el Congreso en la época de Mariano Rajoy. Y esa es la única verdad.

elObservadorDCLM