Las brujas de Vox

Hay volcanes en Canarias y hay lava incandescente en el Congreso de los Diputados. En las Islas Canarias hubo brujas y puede que aún queden algunas. En la Isla de La Gomera se reunían en la Laguna Grande, en medio del Parque Nacional de Garajonay, para practicar sus aquelarres y en la Isla de La Palma algunas mujeres conocían el uso de efectivos filtros de amor que me fueron revelados bajo secreto de no contarlos nunca. En Tenerife había brujas y brujería con base en la magia africana y cubana. En algunos casos recibían encargos para echar mal de ojo a ciertas personas, me contaron cómo lo hacían y me permitieron revelarlo: utilizaban una foto de la persona y mataban un sapo; atravesaban ambos con unas tijeras y lo prendían en el tronco de un árbol. 

Durante mi larga estancia en las islas conocí a varias de estas brujas e hicimos interesantes programas sobre magia blanca y negra en televisión. Entre todas ellas destacaba una, mucho más sabia y prudente, que enseñaba ceremonias para protegerse contra el mal de ojo, limpiar hogares, tener suerte o encontrar una buena novia.

Ahora, el diputado de Vox, José María Sánchez, ha llamado “bruja” a una diputada socialista en el Congreso y luego le ha defendido su compañero Juan Carlos Segura, un político que fue condenado en 1984 a un año de cárcel por desórdenes públicos cuando formaba parte del Frente Nacional de la Juventud, grupo de extrema derecha escindido de Fuerza Nueva.

Hay brujas y brujas porque se trata de distintas acepciones. Unas conocen ceremonias mágicas y piensan que surten efecto y a otras se les llama “brujas” despectivamente para mancillarlas como sinónimo de arpías, víboras o pécoras. Este último era sin duda el sentido del insulto de Vox. Segura lo ha tratado de justificar diciendo que "La brujería es una actividad legal en España desde hace 200 años. Ser brujo o ser bruja no es un delito. Si quieren convertirlo en delito, hagan una Ley y entonces será un insulto".

Le ha contestado en Twitter el periodista Isaías Lafuente: “Ser gilipollas tampoco ha sido nunca un delito en España, pero tampoco conviene presumir de ello descaradamente...”.

Estos de Vox intentan tomarnos por tontos pero a veces reciben los calificativos que realmente se merecen. Lo suyo es verdadera magia porque consiguen ser las brujas y la Inquisición al mismo tiempo.

Claro que también podemos recurrir a la brujería legal porque tenemos una foto de Segura. Y sapos, los que ellos echan por la boca.

elObservadorDCLM