Una vida mejor en el pueblo

Nuestros pueblos se fueron abandonando porque los jóvenes se marchaban a las ciudades donde podían labrarse un futuro mejor. Así de fácil, de la misma manera que las personas emigran desde ciudades o continentes donde tienen pocas o menos posibilidades o viven desastres humanos como intolerancia, dictaduras o guerras.

Nos dábamos cuenta pero nos pareció algo normal, lógico, tampoco se iba a prohibir el deseo o la esperanza de conseguir un futuro mejor. En otros países europeos como Francia o Inglaterra veíamos por el contrario pueblos llenos de actividad y de vida, con servicios, buenas comunicaciones y aprovechamiento comercial de la actividad agrícola y ganadera. Su vida cotidiana, su comercio, su alegría eran incluso atractivos para vivir en ellos.

En España tentaban las grandes ciudades y sus oportunidades, el ocio, la cultura, las relaciones sociales, el deporte. Las ciudades pequeñas mal comunicadas o los pueblos se fueron llenando de ancianos y si acaso de segundas residencias donde viajar en vacaciones.

Pero las grandes ciudades se han ido llenando también de grandes inconvenientes como el precio de la vivienda, la contaminación, la necesidad de vivir lejos del trabajo y perder cada día mucho tiempo en los traslados lo que reduce también los atractivos ya que apenas existe tiempo libre para disfrutarlos, ver a la familia o a las amistades.

Hemos vuelto a pensar en nuestros pueblos abandonados en regiones extensas como Castilla-La Mancha y en la posibilidad y necesidad de volver a darles vida haciéndolos de nuevo atractivos, más atractivos incluso que las grandes ciudades.

El movimiento es político y social. Se están poniendo las bases para llenar de vida a la llamada “España vaciada” y para eso son necesarias buenas carreteras, buenas conexiones de Internet, buenos servicios sanitarios, educativos y servicios sociales. También un modelo diferente de financiación de las regiones que no solo tenga en cuentra criterios de población.

Es un enorme trabajo pero ya está en marcha. Solo falta que vivir en los pueblos se ponga de moda y que los gobiernos reconozcan y hagan posible que sus ciudadanos tengan allí los mismos servicios que en las grandes ciudades.

elObservadorDCLM