Que nos sigamos viendo

Fui a echar gasoil y el empleado me despidió: “que nos sigamos viendo”. Ahora más que nunca se agradecen estos detalles porque si puedo recordar sus palabras con agrado y si puedo escribir esto, es que he salido ileso de este 2021. Vaya añito. De los que se recuerdan o de los que se olvidan, según el grado de rencor de cada uno, según el daño recibido, según el grado de pesadumbre que nos haya causado. Según la capacidad de mirar siempre hacia delante o de ocuparse de las desgracias o de los problemas, antes que identificarse con ellos y preocuparse incluso antes de que sucedan, sujetar este pesado y loco mundo con nuestros frágiles y cada vez más inseguros hombros. No parece buena receta ser parte de un problema que cambia tanto de escenario, que nos inquieta tanto. Tan esquivo, tan poco previsible, ahora parece que pierde fuelle, quién sabe si asistiremos a otro bautizo con la siguiente letra del alfabeto griego. Es normal que las mentes estén tan confusas como el anima mundi y parece que al fin ha llegado el momento de reconciliarnos con nosotros y con el resto de los seres humanos. 

Adiós al año que empezó con nuestra Filomena y el asalto de los trumpistas al capitolio, tantas noticias relevantes del mundo que hemos olvidado porque lo importante está ahora en cada familia, en cada casa: ¿recuerdan cuando los talibanes tomaron Afganistán? Pues han seguido a lo suyo, maltratando a sus mujeres mientras nosotros suspendimos la comida de Navidad y al menos cuatro de los que iban a asistir a ella han dado positivo. Los positivos están por todas partes, la mayoría con los síntomas de un catarro, otros más graves.

Seguro que salimos de esta igual que se marcha 2021. No vienen los años llenos de cosas, en parte los vamos llenando nosotros con lo que nos encontramos en el camino. 

De momento, me basta con el cariño de las personas cercanas y con las palabras del empleado de la gasolinera.

Muy feliz 2022.

elObservadorDCLM