¿Existe una vacuna contra el virus de los bulos y la manipulación?

Como galgos, los bulos corren más rápido que la verdad, generan falsas y contundentes opiniones y cuando se desmontan ya han surtido el efecto deseado, al tiempo que otros nuevos montajes vuelan ya sobre las conciencias de un mundo atribulado, dirigido por esta diabólica máquina que edulcora mensajes, destruye a personas y constituye una bien ensamblada fábrica de pensamiento pinchado en la vena de la opinión púbica. 

Son sus artífices expertos manipuladores que han situado al frente de medios de comunicación influyentes, en connivencia con políticos que fían todo su empeño en esta farsa montada para descomponer la imagen del contrario en vez de demostrar una auténtica capacidad de trabajo o merecimiento real para ser valorados como posibles líderes que puedan mejorar nuestras vidas, siquiera administrar con ética lo público. Eso no sucederá nunca porque no están preparados para el servicio público y porque finalmente, como pasa en las “familias”, siempre estarán presos de quienes dirigen este gran montaje donde resulta muy complicado separar la paja del trigo. 

¿Cómo lograr la inmunidad de rebaño contra estos interesados virus? Otra vez, solo el conocimiento y la verdad nos hará libres.

En España funciona una magnífica maquinaria especializada en el lanzamiento de esos bulos y en esa manipulación informativa, una lluvia fina que persigue objetivos muy claros. Uno de los más recurrentes en los últimos años es desacreditar al actual gobierno o a varios de sus líderes con el fin de preparar el camino hacia una mayoría que permita otro gobierno de coalición-salvación, entre el PP y Vox. El mecanismo utilizado es a la vez sencillo y enrevesado. Se trata en todos los casos de excitar los ánimos de las personas a través de titulares meditados y posteriores argumentos tendenciosos que exageran declaraciones o las tergiversan para crear estados de opinión, exigir dimisiones o sembrar caldos de cultivo que deterioran o ensucian la imagen de líderes o de partidos políticos.

Suelen lanzarse en tromba para generar un impacto emocional que permanecerá aún después de que se conozca la verdad o se olvide el tema concreto con el paso del tiempo. Pronto, otro nuevo bulo, otra manipulación diferente habrá tomado ya el relevo del anterior y así sucesivamente hasta llegar a las elecciones.

La vacuna más eficiente contra estas prácticas es buscar y difundir la verdad pero no es sencillo pues los bulos vuelan más rápido que la realidad y producen un mayor impacto siguiendo aquella vieja frase del periodismo amarillo “no dejes que la verdad te estropee un buen titular”, en este caso un buen bulo. Y hay sin duda grandes expertos en “buenos titulares”.

Conscientes del daño político que pueden generar esos bulos y la enorme dificultad en desentrañar y trasladar la verdad, hay quien trata de huir hacia delante, optando por no cuestionar cierta credibilidad y salvar los muebles para evitar que la metralla les alcance, una forma de no resultar contagiados por tan infecciosos virus.

La batalla se convierte así, casi necesariamente, en un pilla-pilla, un juego de ingenio a la espera de la inmunidad de rebaño de una sociedad madura que ha sufrido ya todo tipo de infecciones y sabe lo que es verdad, lo auténtico, lo que realmente importa aunque siempre existan matices o claroscuros.

Gloria Gallas