Un macrobulo por la culata o ponga una macrogranja en su pueblo y perderá las elecciones

El último bulo de la derecha española, el espectáculo montado con las declaraciones del ministro Garzón para arañar votos en las elecciones de Castilla y León y dividir o bebilitar una vez más al gobierno del Estado, les va a salir bastante peor que otras sobreactuaciones anteriores sobre los filoetarras o los socialcomunistas. 

Gracias al PP, Ciudadanos y Vox, los ciudadanos españoles de verdad nos estamos enterando de lo que son en realidad estas instalaciones que no aportan casi nada positivo: un enorme negocio que desde la derecha van a arruinar con esa manía suya de lanzar polémicas y darles un vuelo irreal o surreal. 

Ahora, gracias a la derecha española, sabemos que en esas instalaciones se hacinan miles de cerdos a los que dan de comer como a cerdos. Sabemos que realmente, como dijo el ministro, su carne es peor que la de los cerdos que comen bellotas en el campo o si no prueben un buen jamón ibérico y otro de estas cerdofactorías. 

Gracias a la derecha española hemos sabido también de la gran agresión al medio ambiente que suponen estas macrogranjas, malas para el agua, malas para la atmósfera, malas para el aroma a muchos metros a la redonda. Malas por la administración de antiobióticos que pasan al cuerpo de quien ingiere la carne. Malas para la creación de puestos de trabajo. Y malas para estos animales que viven apretujados, una horrible existencia, hasta que son sacrificados.

Gracias al bulo de la derecha, hemos sabido que hace años, los pueblos que sufren una macrogranja en su territorio, se han organizado en la plataforma “Stop macrogranjas” y han realizado campañas, apoyadas en su momento ¡por el Partido Popular! Que se mostraba absolutamente contrario a estas fábricas de animales aunque ahora las apoya para criticar al ministro.

Mal negocio, en definitiva, para los promotores de estas macrogranjas la falsa polémica que ha engordado el Partido Popular porque ahora todos nos hemos informado que hasta el presidente del PP de Castilla-La Mancha, Paco Núñez, que pide el cese de Garzón, aprobó una moción en su pueblo, Almansa, pidiendo la prohibición de estas instalaciones en Castilla-La Mancha. Hasta Núñez sabía de qué iba este tinglado que ahora parece defender igual que defiende la fiesta nacional aunque también la prohibió en su pueblo. Núñez iba bien encaminado pero parece que Cospedal le puso un veneno de poder en una copa y, a partir de ese momento, cambió de rumbo como una veleta loca.

Si el PP quiere medir electoralmente su apoyo a las macrogranjas,  lo tiene fácil. En Almendros (Cuenca), sin macrogranja, obtuvieron siete concejales en el Ayuntamiento. Con una macrogranja,  ha desaparecido su representación en el municipio. Cero patatero. Cuidadín con la tontuna... aunque en términos de calentones electorales "es inútil luchar contra el destino: el que nace lechón muere gorrino”… en cautividad o debajo de una carrasca comiendo bellotas.

Gloria Gallas