El PP tiene con las macrogranjas un problema "gramatical"

A veces, los errores son de los políticos con boca de chancla que hablan más de lo que deberían de temas que desconocen, pero a veces también los errores son de los periodistas que creen que saben más de lo que en realidad saben e interpretan las palabras de los políticos a su manera. Todo eso mezclado con altas dosis de ambigüedad en determinados términos utilizados hace que se monten polvaredas del tamaño de la que se ha montado con Garzón, cuando contrasta los productos cárnicos producidos “de forma barata y masiva” con “la que se cría de forma tradicional”. Algo que apoyarían los ganaderos en general con la excepción de los macroganaderos o dueños de las macrogranjas, dueños de ganaderías intensivas o dueños de ganaderías industriales que no crían animales, sino que los fabrican.

Por eso cuando el ministro de Consumo dice que “no son sostenibles las macrogranjas que contaminan el suelo, el agua” y que luego “se exporta esta carne de “pobre” calidad” obtenida de animales maltratados, hay quien lo traduce como “Garzón afima que España exporta carne de mala calidad de animales maltratados”.

Pero es que la vida no es blanco o negro. No es bueno o malo, como no es dentro o fuera, ni arriba o abajo, porque en la vida hay términos medios, que se llaman matices y sirven para acercarse más al significado de lo que alguien dice, incluso cuando dice textualmente “de calidad pobre” y no de “mala calidad”.

La gramática últimamente no está muy bien vista, sobre todo cuando algunos senadores del PP se entretienen en llamar “pollaboba” al ministro de Consumo, tal vez porque dentro de su vocabulario existen pocos sinónimos o calificativos que realmente se acerquen más a lo que quiere decir, ya que con esta expresión literal, podríamos afirmar que poco nos importa el grado de inteligencia que tenga el aparato reproductor del ministro, siempre que su cabeza esté bien amueblada, que es con la que se piensa, o al menos así debería ser aunque no lo sea para el senador del PP (que parece que piensa con otra parte de su cuerpo).

Anafric, la asociación de ámbito nacional que defiende los intereses de las empresas ganaderas, estudia iniciar acciones legales contra el ministro y ojalá cumpla su palabra, para que se pueda demostrar que la carne de los animales creados en macrogranjas, granjas de intensivo o granjas industriales, es de peor calidad que el de las explotaciones tradicionales de ganadería extensiva.

El caso es que tras la polvareda de Garzón, cuando ha conseguido explicar qué fue exactamente lo que dijo, una inmensa mayoría de ciudadanos le da la razón. Casi todos menos quienes no piensan con la cabeza y los dueños de las macrogranjas, las granjas intensivas o las granjas industriales, que defienden todo lo contrario. Incluso COAG, Coordinadora de Agricultores y Ganaderos, que puso el grito en el cielo inicialmente, ahora ha manifestado estar de acuerdo y apoya el rechazo a las macrogranjas, granjas intensivas o granjas industriales.

UPA (Unión de Pequeños Agricultores) llegó a pedir la dimisión de Garzón, cuando en realidad piensan de la misma manera y así lo hicieron saber al tramitar una queja en esta línea ante la Unión Europea en el año 2018, justo cuando el PP de Castilla-La Mancha pedía al gobierno regional que se impidiese la construcción de macrogranjas, granjas de intensivo o granjas industriales en la región.

Por su parte el PP se centra en decir lo contrario de lo que diga el Gobierno, da igual que este sea nacional, regional, provincial o municipal. Si el ministro de Consumo dice que está en contra de las macrogranjas, Casado dice que está a favor. Si el presidente de Castilla-La Mancha impone una moratoria a la instalación de macrogranjas en la región el líder del PP, Francisco Núñez dice que está en contra, aunque hace tan solo tres años liderara una campaña en la que pedía al Gobierno regional que se prohibiera la instalación de macrogranjas.

Solo hay un lugar donde se ha actuado de conformidad con las ideas, sean del color que sean y vengan del partido que vengan. Ha sido en el Ayuntamiento de Daimiel (Ciudad Real), donde su alcalde, del PP, ha blindado su municipio contra la instalación de macrogranjas dentro de su término municipal, y lo ha hecho con el acuerdo de todos los grupos municipales con representación en el consistorio. El alcalde de Daimiel ha dado una lección al líder del PP de la región para enseñarle a ser consecuente.

Esta legislación, aprobada el pasado mes de diciembre en Daimiel, ha puesto contra las cuerdas a la mismísima portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Cuca Gamarra, que no ha sabido responder a los periodistas a las preguntas realizadas al respecto.

Gamarra se ha empeñado en confundir a la ciudadanía, hablando de macrogranjas, granjas industriales, granjas de intensivo y de extensivo, sin diferenciar unas de otras. Eso sí, dejando claro que las macrogranjas están prohibidas por ley. La portavoz del PP decía a los periodistas que “Las macrogranjas como concepto no están permitidas y, por tanto, no ha lugar a la cuestión”. Para Gamarra la ganadería intensiva y las macrogranjas no son sinónimos y defiende a la vez la ganadería extensiva y la intensiva también.

Pero la ciudadanía sabe bien lo que es una macrogranja y a qué se refieren cuando las citan. Las macrogranjas, son sinónimo de granjas industriales también llamadas ganadería de intensivo, que son aquellas que busca una mayor producción de carne, leche o huevos al más bajo coste, en el menor tiempo posible, lo que implica que los animales estén hacinados en espacios reducidos y sean alimentados con piensos y forrajes importados de terceros países además de serles administradas altas dosis de medicamentos. Esta actividad genera una gran cantidad de gases de efecto invernadero, amoníaco, excrementos, metano, materias difíciles de controlar, con dudosos tratamientos que terminan contaminando los acuíferos subterráneos y provocando la deforestación de los pastos.

El PP no distingue ganadería intensiva de la extensiva y no solo lo demuestra Gamarra porque la mayor osadía del PP ha sido la del presidente de Castilla y León, Fernández Mañueco, que se ha permitido el lujo de decir que en su comunidad autónoma no hay macrogranjas, cuando realmente es, junto con Cataluña, la comunidad autónoma que mayor número tiene, incluso actualmente se está tramitando la apertura de una en Noviercas (Soria) que tiene previsto incluir 20 mil cabezas de ganado, cuando la legislación española, limita este número a 850.

Por todo ello hay que decir que bienvenida sea la limitación al número de cabezas y bienvenida la moratoria en CLM por el bien de los puestos de trabajo de los ganaderos tradicionales. Por el bien de nuestros acuíferos. Por el bien de nuestra alimentación. Por el bien de nuestra pureza del aire, porque España ya cumple con creces su cupo en la producción de carne, al ser los segundos de Europa con un 21,8% de la producción, tras Alemania que aporta el 22,1%. El tercer país de la lista es Francia con un 9.6% de la producción.

P. Moratilla