Extimidad y creatividad

El término es nuevo y es lo contrario a intimidad. Podríamos hablar de mostrarse y a partir de ahí se abre un abanico de sensaciones: compartir, exhibirse, ronear, enseñar, demostrar, refrendar ante los otros el propio ego… Según un informe publicado en este mismo medio, cerca de un 80 por ciento de los jóvenes utiliza las tecnologías digitales todos los días para actividades de ocio, con una media de SIETE HORAS DIARIAS.

Indudablemente que el asunto debe dar y da lugar a muchas interpretaciones desde quienes demonizan esta especie de adicción con el último juguete de nuestro siglo, hasta los que aprecian un avance en el conocimiento de la realidad ocultada hasta ahora por un falso pudor; se diría que lo que está en las redes es lo que realmente sucede en la sociedad actual, sin filtros, con paredes de cristal. Claro que existen algunos matices como el inevitable mimetismo que lleva a actuar tal y como lo hacen los otros y así se va creando también una moda, una realidad que se muestra y en este caso sin filtros éticos porque la ventana que han abierto las redes parece haber herido de muerte a aquella vieja moralidad llena de hipocresía que trataba de ocultar lo que sucedía en la vida real, con lo cual ahora existe la posibilidad de valorarlo y juzgarlo.

Existen otras posibles consideraciones sobre los valores que se premian en las redes. Tiene que ver con los creadores. Hasta hace algún tiempo, la sociedad se postraba ante genios que destacaban en disciplinas artísticas como la literatura, la pintura, arte, genio y conocimiento. Con las redes aparecen los que influyen y no precisamente por su formación en una disciplina y su capacidad creativa. Ahora se trata de personas que se crean una imagen en las redes lo que les otorga credibilidad para venderse a sí mismos o vender productos a través de un vínculo emocional con sus fieles seguidores. Proyección personal y negocio también son una muestra de nuestra realidad.

En cuanto a la creatividad, estamos en los albores de creadores espontáneos como los que aparecen en Tik Tok, secuencias muchas de ellas triviales. Queda esperar que la competencia haga su trabajo, eleve el nivel de forma que la oferta se vaya refinando, algo positivo que puede elevar la calidad de los que muestran sus historias en sus fugaces ventanas.

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