Consejos para ahorrar luz en casa

Se alza como uno de los temas de conversación más habituales de los últimos meses. Nos referimos a la evolución –ascendente y continuada– del precio de la luz en España, que –desde el verano de 2021– ha sufrido una importante escalada, hasta llegar a cotas no vistas en las últimas décadas. Un incremento que también se ha producido en el resto del continente, y que se ha visto agravado por determinadas circunstancias geopolíticas, como la guerra de Ucrania, iniciada por el presidente ruso, Vladimir Putin, el pasado 24 de febrero de 2022.

Una serie de circunstancias que han propiciado que el coste de la electricidad marcara máximos históricos en abril de este año, cuando se pagó de media 294,30 euros el megavatio–hora en el mercado mayorista. En el mismo mes del 2021, el precio se encontraba en 71,51 euros, y en el 2010 se situó –de media– en 45,83 euros. El incremento ha sido vertiginoso. Una realidad que llevó a los gobiernos portugués –presidido por Antonio Costa– y español –capitaneado por Pedro Sánchez– a negociar la «excepción ibérica».

Dicha iniciativa, aprobada por la Comisión Europea en junio de 2022, consiste en una limitación a los precios de la luz en los territorios luso y español. Así, se pretende contener el montante de la factura eléctrica, estableciendo un precio máximo a la producción lumínica generada con gas en las centrales de ciclo combinado, que aportan el 17,1% del total de energía en España, de acuerdo a los datos de Red Eléctrica. “Con ello se logra evitar el contagio del aumento del precio gasista al conjunto del mercado eléctrico”, confirma la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

En este contexto, las ofertas se ordenan jerárquicamente de la más barata a la más cara, que es la que –a la postre– marca el coste final, ya que es «la última requerida para generar luz». Una realidad que provoca que el resto de energías que forman parte del pool, aunque sean más económicas, se acaben pagando al mismo valor que la más costosa. Así, el logro de los Ejecutivos español y portugués es haber establecido un límite al gas –como tecnología más onerosa– en 40 euros por megavatio–hora, lo que ha permitido que las tarifas de la luz se hayan reducido en su conjunto en ambos países.

Sin embargo, esta medida se aplica –únicamente– a las personas radicadas en la Península Ibérica, por lo que no estarían beneficiados los ciudadanos de Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla. “El mecanismo de ajuste está permitiendo que los consumidores paguen menos por el suministro eléctrico de lo que hubieran abonado sin este mecanismo”, indican desde la CNMC. No obstante, “el precio de la electricidad sigue siendo superior al observado en años anteriores, dadas las circunstancias excepcionales que viven los mercados energéticos”, ya que “los importes de las facturas de electricidad de ejercicios pasados no son comparables con las actuales”.

En cualquier caso, el «tope ibérico» se ha mostrado eficaz, al pasar de los 294,30 euros el megavatio–hora de abril, a los 149,90 euros de julio de 2022. En apenas cuatro meses, se ha producido una reducción de casi el 50% del precio en el mercado mayorista. A pesar de ello, y como el coste sigue siendo elevado, recomendamos una serie de acciones sencillas que nos permitirá incrementar el ahorro en nuestros hogares.

Minimizar los usos eléctricos más costosos de la vivienda.

Entre ellos, los electrodomésticos de la cocina, aunque aquellos de inducción “más modernos” son “muy eficaces” y esquivan el derroche energético, explica Jesús Garrido, portavoz de Ecologistas En Acción de Castilla–La Mancha. Este especialista también enfatiza en la necesidad de ahorrar en calefacción o agua caliente. “Todo lo que signifique transformar electricidad en calor suele ser bastante ineficiente”. Además, “si hay que cambiar algún electrodoméstico, se han de elegir aquellos con etiquetas energéticas más eficaces, como las A+, A++ o A+++. Aunque inicialmente suelen ser más caros, a la larga estas ahorrando en luz, por lo que al final de su vida son más baratos”, complementan desde Endesa.

Apuntarse a una cooperativa energética.

Este tipo de prestatarias suelen tener unos precios más bajos que las grandes compañías eléctricas. “En Castilla–La Mancha hay varios ejemplos de estas entidades, como «Econactiva». Además, una de las más conocidas del país es «Más Sol Energía», domiciliada en Cádiz”, añaden desde Ecologistas En Acción.

Instalación de placas solares en tejados y azoteas.

Si bien esta medida requiere una inversión inicial fuerte, desde el primer mes posibilita una reducción de la factura de la luz de hasta el 50%. Por tanto, una familia nuclear estándar –compuesta por cuatro miembros– podría observar la recuperación de lo gastado muy pronto. Sobre todo, en verano, cuando existe una mayor exposición solar y, además, se utiliza el aire acondicionado en mayor medida. Asimismo, las diferentes administraciones públicas han previsto ayudas y desgravaciones a quienes apuesten por esta alternativa.

Aprovechar al máximo la luz solar en la vida diaria

Entre las medidas para conseguir este fin se encontraría abrir claraboyas en el techo, con el objetivo de beneficiarse al máximo la luz solar durante el día, lo que ahorraría la instalación de luces y lámparas en aquellas estancias más oscuras. Al mismo tiempo, se han de propiciar los ventanales en las habitaciones con mejor orientación y colocar espejos por la vivienda, para –de esta forma– permitir mayor luminosidad solar.

Nueva regulación de la temperatura en el hogar.

Se trata de “acostumbrarse, en el interior de las casas, a temperaturas más frescas en invierno” y no tan frías en verano. Un proceso que, además, puede ser progresivo. No ha de hacerse de golpe. “Se puede ir adaptando el termostato 0,5ºC cada semana, una variación que no se va a notar”, indican desde Ecologistas En Acción. De esta forma, se puede poner 19ºC en el periodo invernal y 27ºC en el estival, al mismo tiempo que, desde el Ministerio de Transición Ecológica, se recomienda “cerrar las puertas”, con el fin de “minimizar las fugas de frío y de calor”.

Además, en verano se aconseja abrir las ventanas de la casa cuando bajan las temperaturas en el exterior, una medida más que suficiente para refrigerar el hogar. Así, se aclimataría nuestra vivienda de una forma natural y con una reducción del consumo.

Mejorar el aislamiento de la vivienda.

Una medida que se puede alzar mediante la adaptación de puertas y ventanas, para evitar fugas, así como a través del diseño de cámaras de aire en muros y paredes, con el fin de retener la energía y regular la temperatura en la vivienda. Sobre todo, si la calefacción es eléctrica. Y, de paso, se recomienda llevar una ropa acompasada a cada estación, más confortable y cómoda. En invierno, manga larga y, en verano, prendas más ligeras.

Erradicar el stand–by de los aparatos.

El falso apagado puede suponer hasta el 10% de lo que se consume en luz a lo largo del año. Por ello, se ha de “minimizar el número de dispositivos enchufados constantemente si se quiere ahorrar luz en casa y pagar menos en la factura”, confirman los especialistas.

Minimizar el uso de ascensores.

Desde el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE), dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica, también recomienda “usar las escaleras en lugar del ascensor”. De esta manera, se puede ahorrar luz, al mismo tiempo que se realiza ejercicio físico.

Apuesta por las bombillas de bajo consumo.

Este tipo de luminiscencias son una fuente importante de ahorro, si se compara con sus análogas incandescentes. “La diferencia de precio se verá compensada con su mayor duración y con el ahorro de energía: hasta un 50% menos de consumo en las CFL y un 80% en la iluminación LED”, confirman los investigadores. Una alternativa que, además, puede verse acompañada por sensores de presencia para la iluminación, que impidan los habituales olvidos de apagar los interruptores de casa.

En cualquier caso, “nos encontramos ante un problema de escasez eléctrica que no es coyuntural, sino estructural”, asegura Jesús Garrido, de Ecologistas En Acción. De hecho, “va a ir a peor”, ya que, según pasen los años, “la energía disponible va a ser menor”, por lo que se ha de tomar consciencia para vivir con un consumo más reducido. “Todas las medidas que hemos mencionado, yo ya las he puesto en práctica en mi casa de Castilla–La Mancha. Y he conseguido ahorrar la mitad en el precio de la luz. Pero, sobre todo, he reducido mucho la factura mensual, haciéndome –al mismo tiempo– más independiente de las grandes compañías”.