El mal perder de la derecha española

Que la derecha tiene un mal perder es más que evidente. Cuando las urnas no les dan la razón, se habla de manipulación o de resultados alterados y una vez que se comprueba siguen manteniendo su filosofía malévola, siguiendo las directrices de Goebels “una mentira repetida muchas veces se convierte en realidad”.

Así fue en 2020 en Estados Unidos, cuando Biden sacó de la presidencia a Donald Trump y este habló de resultados manipulados. Después vino todo lo demás. El 6 de enero de 2020 el Congreso americano fue tomado por una turba de irresponsables que hicieron gala de un notable desprecio a las instituciones.

Dos años después se repiten los acontecimientos en Brasil, con Bolsonaro, que se niega a entregar el relevo al nuevo presidente elegido democráticamente, Lula da Silva, mientras una multitud enfervorizada tomaba las instituciones democráticas del país.

Hay quien ve estos acontecimientos lejanos, pero no lo son tanto. En 2019 cuando Pedro Sánchez ganó las elecciones y sacó de una vez a un PP, condenado por corrupción, del Gobierno mientras los españoles escuchaban por capítulos las conversaciones de vergüenza ajena de la secretaria general del partido, ex presidenta de Castilla-La Mancha y ex ministra de Defensa, Dolores Cospedal, con los bajos fondos rodeados de asuntos turbios.

En aquel momento tanto el PP como Vox aprendieron una frase que repitieron y aún hoy repiten cada día en el Congreso, en el Senado y en todos los foros públicos cuando tienen ocasión : “Sánchez es un ocupa” o “El Gobierno de Sánchez es ilegítimo”, a pesar de que eso no es lo que dicen los resultados electorales.

Hay una batalla más donde la derecha tiene un mal perder: La guerra del agua. Hoy una vez más jugamos a mentir, a engañar a la ciudadanía y utilizamos para ello el trasvase Tajo-Segura que sienten perdido. Una herramienta franquista que nunca debió ser una realidad, y la única que queda en pié como símbolo de los desmanes del dictador. Acabar con el trasvase es como sacar a Franco del Valle de los Caídos y por ello hoy Vox se suma a las protestas de la derecha murciana concentrada en los grandes terratenientes agrarios que han estado durante años esquilmando el agua del río Tajo, con ampliaciones ilegítimas del terreno de regadío, y con un mal uso de pesticidas, insecticidas y otros productos químicos que han llevado a la agonía al Mar Menor.

Ahora repiten que se han tomado decisiones de forma subjetiva y partidista sin criterio científico, pero no dicen nada de la justificación del Gobierno para tomar esta decisión, que no es otra que la fijación de caudales ecológicos para el Tajo, con el objetivo de cumplir con las cinco sentencias condenatorias dictadas por el Tribunal Supremo desde 2019.  

Ahora la Generalitat Valenciana ha pedido a la presidenta del Consejo de Estado, Magdalena Valerio, precisamente diputada por Guadalajara, donde se encuentra la cabecera del Tajo y una de las zonas geográficas más perjudicadas por el trasvase Tajo-Segura, la emisión de un informe desfavorable sobre el proyecto del Real Decreto que afecta al Plan Hidrológico, donde se incluye la regulación del trasvase.

El Gobierno valenciano se olvida también de las sentencias y acusa al Gobierno central de “falta de criterio y rigor técnico en el Plan Hidrológico”, cuando la planificación del agua de 2022-2027, por primera vez tiene en cuenta la realidad del cambio climático.

El Levante español protesta hoy en las calles de Madrid, junto a los dirigentes nacionales de Vox a pesar de que el Gobierno central ha asignado una inversión de más de 8.000 millones de euros para los agricultores que puedan verse afectados por el recorte. De ellos 1.100 millones son para Murcia, 540 millones para Alicante y 44 millones para Almería, con el objetivo de llevar hasta estos lugares más de 150 hectómetros cúbicos de aguas desaladas.

Una vez más España entera sigue arreglando los desmanes de la derecha murciana…  

P. Moratilla