De la libertad de expresión a la libertad de elección

Cierto es que en verano las noticias son aburridas, salvo cuando de repente salta “una liebre” que lleva a ocupar horas y horas de emisión en radios y televisiones y auténticos “ríos de tinta” en la prensa escrita. No hay más que comprobar todo lo que hemos aprendido en los últimos días sobre las cárceles de Tailandia.

Sin embargo hay otras noticias que intentan pasar desapercibidas, a veces sin conseguirlo, como el “asqueroso” beso de Rubiales a Hermoso tras la entrega de la copa del mundo, que seguramente a estas alturas querrá borrar, el machote impulsivo, a pesar de la chulería con que inicialmente dijo que eso era una “gilipollez” y que no hay que hacer caso a los estúpidos. Lo cierto es que pidió ayuda a Hermoso para hacer un comunicado conjunto y Hermoso hizo lo que debía hacer… celebrar la copa del mundo marchándose a Ibiza.

Pero otras veces si consiguen pasar desapercibidas, como la total falta de respeto del cantante José Manuel Soto al presidente del Gobierno, cuando en plenas vacaciones, relajado, que no exaltado ni impetuoso (como Rubiales), escribió en sus redes sociales el siguiente mensaje: “Voy a aprovechar este momento de sosiego veraniego junto al mar para hacer uso de mi libertad de expresión y cagarme en Sánchez Castrejón, en su puta madre y en los millones de hijos de la gran puta que están de acuerdo con que España esté en manos de sus peores enemigos. Que os jodan”.

Todos de jóvenes, en algún momento nos planteábamos dónde acaba la libertad y comienza el libertinaje, o eso al menos nos enseñaban nuestros profesores y padres, pero esta pregunta seguramente no se la hizo nunca el cantante andaluz, que debe su fama, su reputación y su fortuna a los seguidores de su música, entre los que seguramente hasta esta semana habría alguno de esos “hijos de la gran puta” que votaron al PSOE en las últimas elecciones. Porque en realidad no es que le haya faltado al respeto al presidente del Gobierno (que también), sino que se lo ha faltado a 10 millones de españoles que votaron al hijo de la señora en la que el cantante “se caga”.

Su “libertad de expresión” ha puesto en marcha la “libertad de elección” de otras muchas personas que han cancelado los conciertos que tenía firmados, algunos de ellos incluso con el PP. Otros han colocado sus CD´s para espantar las palomas de los balcones.

¿A QUE SE DEBE ESTE ATAQUE DE RABIA CONTRA EL PSOE?

Es difícil saber lo que ha pasado por la cabeza de Soto, antes de hacer esa dura afirmación y faltarle al respeto a tanta gente, (algunos de ellos seguramente dejarán de comprar sus discos), como será difícil saber lo que pasó por la cabeza de Rubiales o lo que tenía en su cabeza el “descuartizador” de Tailandia, pero si miramos al horizonte de su pasado, tal vez podamos entender algo.

José Manuel Soto criticó duramente al colectivo LGTBI en los últimos tiempos, por recibir subvenciones del Gobierno, porque bajo su punto de vista, esto solo sirve para “vivir del cuento de la subvención”.

Soto, por su parte, preside una fundación llamada “Destino Rocío”, con la que el parlamento andaluz tiene firmado un contrato menor por importe de 14.762 euros para el diseño del proyecto “Camino del Rocío”.

Cuando el PSOE andaluz pregunta por las subvenciones concedidas a esta organización, la Consejería de Presidencia, Interior, Diálogo Social y Simplificación Administrativa les informa de los 14.762 euros y además una subvención nominativa “para gastos de funcionamiento de la Fundación” por importe de 275.000 euros. Cantidad que debería constar en el presupuesto del Parlamento autonómico y que sin embargo no aparece.

Este dato lleva al PSOE a preguntar al Parlamento autonómico, el motivo por el que la cantidad no aparece en el presupuesto de la entidad y la respuesta de la Mesa fue que “no consta ninguna subvención a la mencionada entidad”.

Si esos insultos al presidente del Gobierno y a los votantes socialistas derivan de que su Fundación no tiene ninguna ayuda del parlamento andaluz, o de que sí la tenían pero “era un error”, solo lo sabe José Manuel Soto, al que desde luego y a partir de ahora… no quiero escuchar, ni aunque haya Ayuntamientos que aún sigan contratando los servicios del cantante.

P. Moratilla