Después de la DANA: "No tenemos derecho a invadir, sin compasión ninguna, el espacio que la naturaleza necesita"

Fernando dice que “no tenemos derecho a invadir, sin compasión ninguna el espacio que la naturaleza necesita: tenemos que ser conscientes de que solo hay un planeta, que no existe repuesto. Debe vencer un modelo de desarrollo más humano, más acorde con la naturaleza y menos mercantilista”.

Hablamos del trabajo que nos queda por delante: “La vuelta a la normalidad es muy importante, porque se trata de restablecer poco a poco la vida de las personas, sobre todo de aquellas que se han visto más afectadas. Es obvio que nadie va a devolver la vida a los fallecidos, pero hay que estar con las familias”.

SOBRE EL NEGACIONISMO DEL CAMBIO CLIMÁTICO

Fernando Mora reflexiona también sobre quienes niegan el cambio climático: “apuntan a que esto es un invento de los ecologistas o de quienes tienen intereses económicos. Y yo, lo que veo, y compruebo, es que detrás de ese negacionismo lo que hay es el mantenimiento de un enorme negocio, de aquellos que se niegan a cambiar el modelo de desarrollo, que no es otro que el impulsado desde hace dos siglos por la revolución industrial y donde la “huella de carbono” ha dejado su marca, la intensa deforestación de algunas zonas del planeta o el desmedido negocio de las energías tradicionales”.

SOBRE EL USO POLÍTICO DE LAS DESGRACIAS

Fernando Mora opina también sobre el uso político de las desgracias y lo centra, en Castilla-La Mancha, en el PP “de Paco Núñez, que afortunadamente no es todo el PP; trata de aprovechar las desgracias y el posible descontento que ellas acarrean para tratar de sacar rédito político. Es algo absolutamente incomprensible en un partido que dice querer ser de gobierno. Estar en política exige responsabilidad, esfuerzo, trabajo, solidaridad, priorizar el interés general sobre el particular. Es socialmente inmoral, y políticamente reprobable el intentar buscar ventaja política de la desgracia ajena”. 

1.- ¿Cómo has vivido la DANA, cual ha sido tu experiencia personal como toledano?

Cuando nos anuncian un fenómeno meteorológico como la DANA, lo vives con una cierta expectación, con prevención y con preocupación. Si nos remontamos a hace dos años justos, el 1 de septiembre de 2021, lo que se nos vino encima fue increíble. Nadie lo esperaba. Dos años después te embarga una cierta preocupación por lo que pueda suceder. La Naturaleza es tan potente, tan fuerte, tan impredecible…

La tarde del día anterior y el mismo día en que sucedió, estuvieron plagados de fuertes chaparrones, pero me empecé a sobresaltar cuando en el horizonte contemplé como se teñía de nubes grises que avanzaban, mientras un tronar sin fin nos quería mostrar que los cielos se iban a romper mientras las nubes parecían girar sobre un mismo eje. Una lluvia fuerte, intensa e incesante se acompañaba con un caer de rayos que hicieron realidad el presagio. 

Esa misma noche y en la mañana siguiente, los medios de comunicación nos evidenciaron la triste realidad. Desaparecidos que luego fueron fallecidos, inmensas riadas en el trascurrir de arroyos normalmente secos, ríos desbordados de sus cauces, casas destrozadas, negocios perdidos, carreteras y ferrocarriles cortados, tierras anegadas… La fiereza del agua es incontenible cuando los cielos descargan sin pasión. 

La Naturaleza vuelve a mostrarnos su fuerza, aunque no acabamos de comprender como insiste en una tierra que nunca se ha caracterizado por sufrir con asiduidad este tipo de fenómenos atmosféricos.

2.- Parece que no salimos de sorpresas, tanto de la naturaleza como las generadas por los seres humanos: hemos vivido una pandemia, una erupción, Filomena, frío y calor extremos, la Guerra de Ucrania que se alarga y ahora la DANA y el terremoto de Marruecos. Parece que el ser humano tiene fuerza y algunas cualidades como olvidar y hacer frente a nuevos retos desconocidos…

Hay cosas que el ser humano nunca ha dominado y que será imposible dominar en el futuro. La Naturaleza es mucho mas fuerte que cualquier inteligencia. 

Pienso que la Naturaleza nos responde permanentemente diciendo “¿eh, que estoy aquí, que existo?”. Creo que la sociedad, con sus egoísmos, con la codicia de bienes materiales, hace un daño permanente a lo que llamaríamos “la creación”, sin tener en cuenta que Humanidad y Naturaleza deberían acompasar sus pasos. No tenemos derecho a invadir, sin compasión ninguna ni meditación, el espacio que ella necesita. 

En cualquier caso, la Naturaleza siempre actuará de forma impredecible. Lluvias torrenciales, nevadas imponentes, deshielo de casquetes polares y glaciares, virus, terremotos, enfermedades y pandemias. Y, encima, a eso le añadimos los conflictos que se generan entre pueblos y naciones porque, entre los hombres, somos capaces de entendernos o porque la egolatría de algunos arrolla a la inmensa mayoría. 

3.- Hay un lado negativo sobre el impacto del ser humano sobre el planeta, pero supongo que también existe un lado muy positivo sobre la forma de prevenir, afrontar y esperemos que cuidar el planeta para legarlo como la casa de las próximas generaciones...

Cierto que el planeta ha cambiado, y que la mayor trasformación del mismo se ha experimentado en los dos últimos siglos. Los avances tecnológicos son tan espectaculares que en un solo año somos capaces de avanzar más que la Humanidad en los milenios precedentes. Los cambios tienen una progresión geométrica. 

La Humanidad se ha dado cuenta que los cambios son importantes. Que estamos llamados a seguir avanzando, que la Historia, la Ciencia, la Tecnología y el Pensamiento son imparables. Pero todo ello debiera trascurrir por derroteros no agresivos, porque tenemos que ser conscientes de que solo hay un planeta, que no existe repuesto. 

Cada vez hay mayor toma de conciencia sobre la necesidad de lo que se ha venido en llamar “desarrollo sostenible”. Pero, a su vez, se está produciendo un fenómeno sociológico preocupante, la “resistencia al cambio” que experimenta toda sociedad cuando el cambio de tendencia es profundo. Las sociedades se han acostumbrado a cambios lineales, pero no aceptan la reconducción de la línea de crecimiento, de ahí la eclosión del pensamiento reaccionario a lo largo del planeta, y muy particularmente en el llamado mundo occidental. 

No sin traumas sociales importantes, las fuerzas del progreso y el pensamiento liberal clásico han desarrollado sus tesis frente a quienes las niegan. En esta lucha debe vencer un modelo de desarrollo más humano, más acorde con la naturaleza y menos mercantilista. El egoísmo, y todo cuanto lleva consigo, es mortal, un veneno que inoculado a las sociedades contemporáneas la podrían hacer retroceder a una especie de “nueva Edad Media”, con un capitalismo mercantilista dominante, con un pensamiento único, y un ejercicio autoritario del poder. 

4.- Volvemos a la DANA. Estamos en plena “vuelta a la normalidad”, también complicada y con mucho trabajo por delante. Es el momento del recuento desafortunado de las víctimas del temporal. Esta vez nos ha tocado lo peor a Castilla-La Mancha. También es el momento de la solidaridad, del apoyo de las administraciones y de la Unión Europea… Y, además, el momento de valorar si de verdad estamos sufriendo el cambio climático…

La vuelta a la normalidad es muy importante, porque se trata de restablecer poco a poco la vida de las personas, sobre todo de aquellas que se han visto más afectadas. Es obvio que nadie va a devolver la vida a los fallecidos, pero hay que estar con las familias.  Hay que restablecer la vida en los hogares, en los negocios y en las empresas afectadas.  Unos lo tendrán más fácil a través de los seguros o de la actuación del consorcio de seguros. Otros necesitarán la ayuda directa de las Administraciones con la declaración de zonas gravemente afectadas por inclemencias meteorológicas, lo que se viene en llamar “declaración de zona catastrófica” o recibir las ayudas del Fondo de solidaridad de la Unión Europea. 

Y sí, es cierto que acontecimientos de estas características se han sucedido a lo largo de la historia de la Humanidad. Lo que siempre se ha llamado “la pertinaz sequía” o la “gota fría”, como fenómenos contrapuestos. Pero también es cierto que la subida de las temperaturas es un hecho real, la carencia de lluvias es obvia como lo es la torrencialidad de las mismas en momentos muy concretos. Lo es el deshielo en los casquetes polares, el retroceso de los glaciares en las altas montañas o la subida de temperatura del agua del mar. 

Al final, quienes niegan el cambio climático apuntan a que esto es un invento de los ecologistas o de quienes tienen intereses económicos. Y yo, lo que veo, y compruebo, es que detrás de ese negacionismo lo que hay es el mantenimiento de un enorme negocio, de aquellos que se niegan a cambiar el modelo de desarrollo, que no es otro que el impulsado desde hace dos siglos por la revolución industrial y donde la “huella de carbono” ha dejado su marca, la intensa deforestación de algunas zonas del planeta o el desmedido negocio de las energías tradicionales. 

Hay un interés estratégico, principalmente fuera de Europa, en criminalizar a quienes argumentan respecto del cambio climático, a la que no son ajenos los intereses de las grandes empresas occidentales vinculadas a la energía y la producción barata de bienes de consumo y que obtienen buena parte de los beneficios en extensas áreas de Tercer Mundo y en los llamados países emergentes. Sin duda, todo muy complejo. 

Es la eterna lucha entre acción y reacción, salvo que ahora nos la jugamos en un terreno peligroso, y es la pervivencia del planeta. Cuando Naciones Unidas apuesta por la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible no es un capricho, sino una necesidad consensuada por todas las naciones de la tierra. 

Pero cuando la agenda 20/30 es cuestionada por la política más reaccionaria, culpándola de ser “comunista”, y generar los males presentes de la Tierra, se quiere ignorar deliberadamente no solo una respuesta contra la transición ecológica, sino que se quieren negar derechos a las sociedades y las personas recogidos en los 17 objetivos de la Agenda entre los que se encuentran objetivos tan importantes como las erradicación de la pobreza, el hambre cero, la salud, el bienestar y la educación para las personas, la igualdad entre hombres y mujeres, el acceder al agua limpia y potable, la reducción de las desigualdades, el acceso a las energías limpias o la vida en ciudades saludables y sostenibles,  la preservación de los ecosistemas terrestres y marinos, o la innovación en la industria y las infraestructuras. 

No entiendo que estos objetivos sean objeto de polémica, que se haya inculcado, o se esté inculcando a un sector de la población que el cumplimiento o el avance en la consecución de estos objetivos suponga un peligro para la sociedad en su conjunto o para la industria agrícola o ganadera.  

5.- Nos queda la valoración política: has criticado algunas actitudes del PP de la región, precisamente por su falta de solidaridad, por tratar de “hacer política” con el desastre, algo que ya sufrimos durante la pandemia…

Efectivamente, el PP de Paco Núñez, que afortunadamente no es todo el PP, trata de aprovechar las desgracias y el posible descontento que ellas acarrean para tratar de sacar rédito político. Es algo absolutamente incomprensible en un partido que dice querer ser de gobierno. Estar en política exige responsabilidad, esfuerzo, trabajo, solidaridad, priorizar el interés general sobre el particular. 

Es socialmente inmoral, y políticamente reprobable el intentar buscar ventaja política de la desgracia ajena. 

Los gobiernos, independientemente del partido a que pertenezcan sus responsables, y en todos los niveles tienen la obligación ineludible de dar respuesta, de buscar vías de solución a los problemas que generan este tipo de catástrofe. La oposición, bien entendida, debe responder con el apoyo constructivo a ese Gobierno y la solidaridad con los afectados y con los equipos de emergencia que han actuado. Tiempo tendrán, después, de analizar con el rigor y la objetividad debida, de ejercer, desde la responsabilidad, la crítica que corresponda hacer como oposición. Sin embargo, es absolutamente censurable, y muy criticable, el oportunismo ejercido desde primera hora, incluso antes de conocer la gravedad y repercusión social y económica de los acontecimientos.

Gracias.

DCLM