De la calle al Senado: cómo orquestar una comedia

Bailan por la calle, bailan en el Senado, lo intentan todo siguiendo los cánones de la comedia tradicional. En esta farsa de enredo, el PP dedica casi todo su trabajo político y el dinero que recibe de los contribuyentes a montar un sketch permanente, siguiendo los pasos marcados por John Vorhaus en su libro “Cómo orquestar una comedia”.

El primero es buscar un personaje sobre el que volcar ante el público su antipatía exagerando defectos, ridiculizándolo, mostrándole como el tonto, el chulo o el enemigo público número uno. 

Ese personaje se complementa con la fuerza opositora que es quien adoctrina desde una moral tan atrevida como hipócrita, escenifica el contundente discurso de un predicador que no da trigo, ni predica con la verdad, ni con el ejemplo, miente todo lo que puede, con autoridad y con casi total impunidad.

Para dar vida a la escena, Vorhaus aconsejaba que ambos personajes, el vilipendiado y el que se propone así mismo como ejemplo, deben permanecer juntos en escena para que el público pueda comparar lo que es bueno y lo que es deplorable.

El cuarto paso de la comedia es crear nuevos elementos para ir intensificando el conflicto, forzar los límites y hacer ver al espectador que todo lo malo empeora, hasta crear “una loca sensación desbocada y desesperada de que todo se está haciendo añicos”, España se rompe.

Desde la ruina creada por los guionistas, el sketch se sitúa ya en pleno estado emocional para pastorear al público hasta llegar al interesado estado hipnótico e incluso de locura: “Para que esto ocurra debes crear problemas, aumentarlos y presionar, presionar, presionar”, recomienda el profesor de comedias. 

De la calle al Senado pasando por el Corral de Comedias de Almagro. La verdad es que el espectáculo es una solemne farsa, poco práctico además por su falta de belleza y porque casi todo el público ha descubierto ya el único sentido del enredo, esta vez con el ritmo sabroso y sandunguero del quítate tu pa ponerme yo.

Nos hemos acostumbrado, pero es del todo impropio que un partido político como el llamado “popular” y su apendicitis radical en declive dediquen su esfuerzo y su presupuesto a montar algaradas en la calle y vodeviles en las instituciones. Solo les falta incluir en sus comedias frívolas números musicales tipo La la land bailando bajo la lluvia o sobre las melenas de los leones del Congreso.

elObservadorDCLM