Los pulmones de Page y el hígado de Sánchez

De muy saludable puede calificarse el resultado del Comité Federal del PSOE. Saludable porque se ha demostrado que se trata de un partido vivo donde existen diferentes formas de pensar, donde se realizan consultas con los militantes y donde, a pesar de las discrepancias, el principal discrepante, Emiliano García-Page, asegura que el clima creado no le genera ansiedad alguna como para volver a doblegarse ni ante la mayoría de sus compañeros ni ante el tabaco: “no van a conseguir que vuelva a fumar”.

Si la política es maquiavélica en todas sus acepciones, la maraña se torna más densa aún cuando los pensamientos de sus actores también lo son y al final cuesta una mina del rey Salomón saber si existe una verdad desnuda o si los claroscuros son, en todas sus extensiones, la verdadera y compleja realidad entre la que navegar con el arte de que, antes de recoger los restos del naufragio, cada pescador atrape con su red su propio pensamiento en forma de verdad absoluta. Creo que la propia frase es un ejemplo de lo que digo.

Es de elogiar que Page haya mantenido un discurso coherente en contra de la amnistía, aunque algunos hayan querido ver en él demasiadas coincidencias con el argumentario del Partido Popular y sus triquiñuelas en el uso y el abuso de temas como el terrorismo de ETA, los inmigrantes y lo que se tercie, todos como medios, con el evidente fin de la repetición electoral hasta que consigan volver a la Moncloa.

Obviamente que es de todo extremo deplorable el llamado “procés”, también en todas sus acepciones, hubo delito como dice Page y se demostrará si ahora se pretende exonerarlo con una amnistía.

Pero también es verdad lo que dice Sánchez y de ahí la calidad del diálogo. El asunto del separatismo catalán lleva rondando, con más o menos virulencia, desde hace un siglo y con algunos picos e incendios en las calles que coincidieron en tiempos cercanos con el gobierno de Mariano Rajoy. Y es verdad que Sánchez aplicó el ibuprofeno como antiinflamatorio, porque el asunto se ha calmado, todo lo contrario de lo que hubiera sucedido ya a estas alturas con un gobierno PP/Vox.

Page se cuida los pulmones y Sánchez pretende que el ibuprofeno no termine afectándole al hígado o a los riñones, algo que tal vez pueda decidir la militancia que es, al fin y al cabo, otra buena señal en un partido político donde no solo deciden los que mandan.

Si Sánchez consigue la paz en Cataluña, bienvenida sea y si, además, consigue volver a gobernar los próximos cuatro años, es probable que Feijóo tenga que volver a navegar por los procelosos mares de sus tranquilas aguas gallegas.

elObservadorDCLM