Así fue 2023 (I)

Los sonidos de 2023 se van alejando y resuenan ya como un eco en la distancia. Algunos de ellos apenas perceptibles, otros sin embargo y muy a nuestro pesar, siguen sonando con estruendo. El cruel lenguaje de la derecha en sus arengas violentas y agresivas, las bombas de Gaza y Ucrania, o las revueltas de Argentina y Francia dejan constancia de lo convulso de este 2023.

El año comenzó con un dato positivo, la tregua entre Rusia y Ucrania para celebrar la Pascua Ortodoxa el 6 de enero. Algo que ya sabemos que este año no ocurrirá porque Ucrania ha cambiado la fecha de celebración al 25 de diciembre, para no coincidir con Rusia. Así es la Guerra, capaz de romper las más férreas tradiciones.

Decía mi madre “dos no discuten si uno no quiere” y hemos tenido la oportunidad de comprobarlo y ratificar que cuando además existen “moscas cojoneras” es más difícil todavía, por eso tras la tregua del 6 de enero, Alemania y EEUU anunciaron a bombo y platillo la intención de enviar más tanques a Ucrania, para luchar contra Rusia.

En este caso habría que preguntarse lo que se pregunta la policía ante un crimen: ¿Quién gana con todo esto?

El repaso del año que se va nos demuestra que las heridas mal curadas, se vuelven a abrir y quien piensa que el conflicto entre Israel y Palestina comenzó el 7 de octubre, está muy equivocado, porque el 26 de enero ya hubo un enfrentamiento Israel-Gaza importante con tiroteos incluidos que habrían la cuenta del número de muertos este año.

Este 2023 comenzaba además con el adiós a un sindicalista por excelencia, Nicolás Redondo, que junto con Marcelino Camacho nos enseñaron lo que eran las negociaciones laborales, los convenios colectivos y los momentos de huelga, porque hasta ellos los trabajadores venían de una vida sin sindicatos y por lo tanto sin unidad ni reivindicaciones.

Con él dijo adiós el último rey griego, Constantino de Grecia y una de las actrices italianas más veneradas en los años 50 y 60 Gina Lollobrígida.

Pero si creíamos que la Guerra de Ucrania, que cumplía su primer año en febrero, ya dejaba demasiadas imágenes lamentables en los telediarios, Se unieron las de una operación israelí contra miembros de Hamás en la franja de Gaza, con más de 200 heridos y 11 muertos en territorio palestino. Todo ello no era suficiente para el segundo mes del año que  nos sorprendió además con un gran terremoto en Turquía que afectó, aunque en menor manera a Siria, y dejó un total de 52.890 muertos y más de 130 mil heridos, en su mayor parte del territorio turco.

Dicen los cristianos que “Dios aprieta, pero no ahoga” y entre tanta noticia cruel, febrero nos regaló que Alemania había confirmado el tercer caso de un paciente curado del VIH/Sida, tras haber sido trasplantado con células madre.

Todo ello ocurrió el mismo mes en el que nos despedimos del diseñador Paco Rabane, de la espectacular actriz de los 70, Raquel Welch y de uno de nuestros directores de cine más destacado: Carlos Saura.

Marzo tuvo a los españoles muy entretenidos, con una esperpéntica moción de censura, presentada por el partido de la ultra-derecha (Vox), en la que se proponía como candidato a un ex comunista de pro, Ramón Tamames, que se empeñó en cambiar el Reglamento del Congreso de los Diputados y tuvo que ser llamado al orden en varias ocasiones por la presidenta del mismo, Meritxel Batet. El resultado de todo ello se conocía desde el momento en el que se planteó: Una pérdida de tiempo para los políticos, pero sobre todo para los españoles.

Hubiera sido interesante preguntar al ex ministro Pedro Solbes su opinión al respecto, pero el tercer mes del año nos dejó sin su presencia, y sin la de la incombustible presentadora Laura Valenzuela.

Para sorpresas llegó el mes de abril, con la inclusión de Finlandia en la OTAN, como miembro número 31 y el cambio en la historia sobre el dato del país con más población, que convertía a la India en protagonista, dejando a China (hasta ahora líder indiscutible) en segundo lugar. Ambos países visitados en innumerables ocasiones por el periodista Sánchez Dragó que, tras gestar durante meses la moción de censura a Pedro Sánchez, nos sorprendió con su partida. Junto a él nos dejaron el ex ministro del PP Josep Piqué y el periodista musical Carlos Tena. Todo ello con la acusación de 34 delitos de fraude por el pago de su silencio a una actriz porno, realizado por el ex-presidente de los Estados Unidos, Donald Trump que no sorprendió a nadie. 

En mayo y con la primavera, la OMS nos informó que terminaba la “emergencia sanitaria del coronavirus”, no así la pandemia que aún sigue dando coletazos después de 3 años de mantener al mundo en jaque.

Desde este mes de mayo, los británicos tienen nuevo rey, Carlos, que empezó a reinar, cuando en realidad debería llevar un par de años jubilado, pero así es la vida… le tocó esperar y seguramente ahora repite la estrategia con su propio hijo.

En España, andábamos ocupados con las elecciones municipales y autonómicas y el enorme batacazo que supuso para el PSOE el resultado de las mismas. Tanto que el propio Pedro Sánchez decidió tomar cartas en el asunto y convocar nuevas elecciones generales para el 23 de julio. No lo hay como preguntar al pueblo cuando se tienen dudas y eso es algo que sabe hacer muy bien, el líder de los socialistas, al que no le falta un ápice de estrategia, paciencia e inteligencia.

Entre tanto revuelo nos dijeron adiós dos de los grandes, una en la música, Tina Turner, y otro en las letras, Antonio Gala. En ambos casos “genio y figura…” hasta el punto de casi eclipsar la muerte del espía Francisco Paesa, del actor Helmut Berger y del peluquero Lluis Llongueras, que eligieron ese mismo mes para decir adiós.

Llegó el ecuador del año, junio, y por si no habíamos tenido bastante, Rusia amenazaba con armas nucleares, anunciando el despliegue de estas en Bielorrusia. De forma paralela la insurrección del escuadrón Wagner intimidaba con tomar Moscú y mientras todo eso pasaba, andábamos ocupados aprendiendo como un submarino “implosionaba” a demasiados metros de profundidad, ocupado por 5 ricos ociosos que querían ver de cerca el Titanic.

Aun así no nos pasó inadvertida la despedida de la cantante brasileña Astrud Gilberto ni la de Silvio Berlusconi y mucho menos la de Mari Carmen (esta vez sin sus muñecos), ni la de Carmen Sevilla que llevaba tiempo siendo la crónica “de una muerte anunciada”, lo mismo que ocurría con Berlusconni por mucho botox que se pusiera en las mejillas. 

(Continuará)

P. Moratilla