PP, Vox y Junts se ponen de acuerdo para votar en el Congreso contra la Ley de Amnistía

Decía Mario Benedetti: “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de repente, cambiaron todas las preguntas”.

Esta viene siendo una frase que se repite en nuestras mentes últimamente con demasiada frecuencia, cuando se intenta analizar la política actual.

Han sido meses de escuchar a PP y Vox, lo necesario que era votar en contra de la aprobación de la Ley de Amnistía. Tantos meses y con argumentos tan repetitivos que a veces hemos podido pensar que nos habían sometido a una especie de martirio chino, de esos en los que se inmovilizaba al sujeto, dejando que cayera sobre la cabeza una gota de agua fría cada pocos segundos, que tras horas llevaba a la víctima a un profundo dolor, tan inaguantable que provocaba una auténtica locura que le llevaba a morir de un ataque al corazón.

Los españoles hemos estado sometidos durante meses a esa tortura, impuesta por PP y Vox que ha afectado, sobre todo, a quienes se vinieron tan arriba en el pasado que se consideraron capaces de cambiar el destino de un país en el que no creen y del que no se sienten parte: los independentistas catalanes.

Tan frecuente y fría ha sido esa gota que les ha llevado a la locura de hacer caso a PP y Vox y votar en contra de la aprobación de la ley.

Lo lamentable de todo ello, es que algunos se han dedicado a enviar mensajes a través de los medios de comunicación, como que el Gobierno era capaz de poner en la calle a los asesinos a sueldo, a terroristas y a destructores del Estado. Esos mismos que han considerado que el PSOE iba a romper el Estado de Derecho, la Constitución o las Instituciones, cuando lo que ha ocurrido es que ha quedado demostrado dónde se quería llegar y de qué manera, y es que no lo hay como los votos democráticos, que suelen poner en evidencia las mentiras de los políticos.

Estos últimos días hemos tenido que escuchar al líder del PP de CLM, clamar para que García-Page, presidente y secretario general del PSOE en esta tierra,  “diera la orden a sus diputados para votar en contra de esta ley”. Ley cuyo texto seguro no conoce el propio Francisco Núñez, pero se inspira en lo que dice su jefe de filas, Feijoó, aunque seguramente tampoco la ha leído, porque si así hubiera sido, habría  visto que sus argumentos quedaban hechos “agua de borrajas” como ha quedado acreditado con el voto de los diputados independentistas catalanes de Junts, o sea, el mismo que el que han ejecutado los populares de Feijóo y los de ultra derecha de Abascal: NO.

Toda España ha podido ser testigo de cómo los diputados socialistas han votado SI a esa ley que pretende terminar con el procesamiento de muchos civiles que se vieron obligados a abrir colegios electorales, a los que nadie había preguntado si eran o no partidarios de la independencia catalana, sino que simplemente se guiaban por su “deber cívico” tras ser elegidos miembros de una mesa electoral, y  hoy procesados por independentistas.

Núñez insiste una y otra vez en que “García-Page es el único que puede impedir la aprobación de la ley”, y ya hemos visto que no. Que había otros políticos, aparte de su partido, el PP, y sus socios de Vox. Eso sí, de la derecha también, capaces de paralizar la Ley de Amnistía que hoy se sometía a votación en el Congreso de los Diputados.

En la argumentación del presidente del PP en CLM, habla de la “aplicación del artículo 33 del Reglamento del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso de los Diputados” y hace, lo que explican los catedráticos a los alumnos de la carrera de Derecho en primer curso, lo que no se debe hacer: “interpretar la ley a su antojo, sin tener en cuenta el espíritu de la ley”. Aun así seguro que hoy sigue habiendo alguien que siga defendiendo que García-Page podía tumbar la votación de la Ley de Amnistía en el Congreso de los Diputados, pidiendo la aplicación del artículo 33 del mencionado reglamento, pero sin haber leído los artículos del 1 al 33 ni del 33 al final.

El artículo 33 de este reglamento establece que “El Pleno del Grupo Parlamentario podrá excepcionalmente acordar la libertad de voto por razones de conciencia, una vez oídas las razones del parlamentario o parlamentarios solicitantes”.

Esto hubiera significado que se reunieran los 121 diputados socialistas, para decidir si se “vota en conciencia” o no a la ley de amnistía, y que por mayoría se aprobara esta forma de votar. Sin embargo Núñez pasa por alto un dato importante, antes de tomar la decisión de hacer una ley de amnistía, Pedro Sánchez sometió a consulta de las bases socialistas la posibilidad de hacerlo. Dicho de otra manera, preguntó a sus militantes si podía hacerlo o no. No preguntó a la élite política, sino a las bases militantes de su partido, a esos mismos que han elegido a los diputados presentes hoy en el Congreso.

Con una participación del 63%, el resultado fue favorable al presidente del Gobierno y secretario general del PSOE  en un 87%. En Castilla-La Mancha el índice fue un poco menor, pero aun así un 78% de los militantes socialistas de CLM dieron “vía libre” a Pedro Sánchez, para la elaboración de esta ley, entre otras cosas.

Quienes tienen por costumbre admitir decisiones de “los jefes”, pueden tener dificultades en entender, que cada uno de los diputados castellano-manchegos que se sientan en el Congreso, tienen un mandato de sus bases, de quienes les han elegido, y de que independientemente de cuál es su opción personal o su decisión madurada, se deben a ellos, a quienes les han puesto ahí. Algo que difícilmente entiende la derecha, donde se les elige tras ser señalados por un dedo índice.

Esto es como las familias. Hay familias donde las decisiones las toma el “cabeza de familia” y los demás asumen las órdenes, sin rechistar, lo que en política sería una dictadura. Luego están las familias en las que las decisiones las toman padre y madre al 50%, sin escuchar lo que dicen los hijos. Lo que sería como el bipartidismo americano. 

Finalmente están las familias donde se toman las decisiones, entre todos, tras escucharse a todos sus miembros, incluso a los más pequeños y por pequeños que sean. Decisiones que, una vez tomadas, serán defendidas por todos los miembros de la familia, incluso por aquellos que votaron en contra o que tenían otros argumentos que fueron apagados por la decisión de quienes forman la mayoría. Esto es democracia y así funciona el PSOE.

Es absurdo explicar esto a quienes no conocen las técnicas de escuchar, hablar y defender sin mentir y sobre todo sin acusar a quien no piensa igual, que viene a ser lo que hacen en el PP, en Vox y también en Junts, por eso hoy votaron todos “de acuerdo”, para demostrar una vez más, que nada de lo que nos han contado en relación con este proyecto de ley es cierto, porque si así fuera… Junts habría votado SI.

 ¿Qué dirán hoy todos esos miles de ciudadanos que se movilizaron este fin de semana pensado que “su partido” pararía la votación?

P. Moratilla