Solo se atiende con cita previa

No podemos controlarlo todo, no podemos solucionar los graves problemas que acechan al planeta, la falta de agua, el negocio de las guerras o la vanidad o el poder de quienes deciden que deben morir treinta mil seres humanos, muchos de ellos niños, da igual. La inmoralidad está a la misma altura que nuestra impotencia. Podemos hacernos una idea sobre las tramas de Putin y el asesinato de Navalni leyendo “El niño 44”, poco ha cambiado en Rusia desde entonces, las purgas de Putin contra alguien que se atreve a presentarse como líder de la oposición, poco han evolucionado los seres humanos que miran para otra parte y acarician a sus perros mientras venden armas, mil dólares, tal vez un millón de ganancias por muerto en Gaza. 

Los tractores de la despoblación causaban otro caos de tráfico en la gran ciudad abarrotada. Mal día para tratar de resolver en Madrid un problema burocrático y mucho más en la que fue una importante sede de un banco. Me encontré en la puerta con dos carteles: “Solo se atiende con cita previa” y “He salido 15 minutos”. La única empleada que quedaba entre el paisaje desolado de mesas abandonadas me dijo que solo podía atenderme con cita previa y que había salido 15 minutos a ver a los tractores. Salí de allí con las mismas, sin resolver nada, tomé el autobús de vuelta para ir a la estación de Atocha. La policía nos desvió, quedamos atascados y el conductor nos dijo que debíamos bajarnos. No sabía ni donde estaba, no había ni un taxi libre, perdí mi tren y aquí estoy en Atocha escribiendo esta historia en el bloc de notas de mi móvil. 

Alguien debería ocuparse de todos los problemas, pensé subirme a un tractor y poner rumbo al cielo para reivindicar los problemas de los humanos ante algún ser supremo, seguramente el único que quede en la oficina desolada con dos carteles pegados con celo en la puerta: solo se atiende con cita previa y he salido 15 minutos.

elObservadorDCLM