UN DÍA COMO HOY: 11-M

Un día como hoy, hace veinte años, España vivía el más terrible de los actos terroristas que se han vivido en Europa en este siglo.

Era difícil sorprender a un país, como el nuestro, acostumbrado a los amaneceres con noticias luctuosas y cuyos protagonistas solían ser los miembros de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que morían a manos de sus “verdugos”, que no era otra que la banda terrorista ETA. Pero esta vez, todo iba mucho más allá.

El 11 de marzo de 2004, cuatro trenes saltaban por los aires, casi de manera simultánea a la hora en la que los ciudadanos están acudiendo a sus puestos de trabajo.

En tan solo 4 minutos, diez explosiones eran la banda sonora del Madrid madrugador, segando la vida de 190 personas y dejando lastradas, para siempre, a casi 2000 y a todo un país.

Un mes más tarde, el subinspector del GEO, Francisco Javier Torronteras perdía la vida en Leganés, cuando intentaba la detención de los terroristas islámicos.

Dos meses más tarde moría Nicolás Jiménez Morán, con tan solo 48 horas de vida, debido a las heridas sufridas por su madre en el atentado. Se convertía así en la víctima más joven del 11M, junto con Patricia Rzaca, de 7 meses, que viajaba en uno de los trenes.

Laura Vega, también había cogido uno de los trenes y alguien la llevó hasta el Hospital Doce de Octubre con un traumatismo craneoencefálico que la dejó en coma durante 10 años, convirtiéndose en la última víctima del 11M, cuando murió en 2014.

En total 193 ciudadanos, perdieron la vida ese fatídico 11 de marzo.

Eran los tiempos en los que los españoles salíamos a la calle a pedir el fin de la Guerra. Ese mismo tiempo en el que a Aznar se le puso “acento tejano” y se dejaba ver en actitud amigable con su “colega” George Bush, a veces en el rancho y a veces en Los Quintos de Mora.

Era ese tiempo en el que se buscaban las “armas de destrucción masiva”; mientras se hacían verdaderas “tormentas en el desierto”; mientras el trío de “Las Azores” (Aznar, Bush y Blair) paseaba sonrisas “profiden”; mientras presumían de política internacional e ignoraban los informes de militares y policías, que alertaban con la posibilidad de un atentado terrorista islámico en Madrid.

Un año antes un informe de la Guardia Civil decía: “El apoyo prestado a los Estados Unidos en su guerra contra Irak, implica determinados riesgos. La imagen de nuestro país pasa de ser la de una entidad individual a la de un “opresor occidental” a los ojos de determinadas naciones y grupos extremistas”.

Sin embargo estas palabras no tuvieron ninguna repercusión para el Gobierno de Aznar, como no las tuvieron las pronunciadas por el propio Bin Laden en octubre de 2003, cuando expresó su amenaza a España directamente “por el apoyo explícito de su Gobierno a las guerras de Irak y Afganistán, que incluía la participación de las Fuerzas Aéreas españolas”, todo ello promovido por un presidente del Gobierno que “se pasaba por el forro” las recomendaciones de beber y conducir de la Dirección General de Tráfico, argumentando que a él nadie le decía cuándo tenía que beber y cuándo no.

España tenía todos los ingredientes para ser la diana del terrorismo islámico y por esa razón el CNI avisó de la amenaza terrorista en diciembre de 2003, pero el Gobierno del PP creó una batalla política, a las puertas de las elecciones, a costa (una vez más) del dolor ajeno, señalando a ETA como responsables del atentado de Madrid (teoría que aún hoy siguen manteniendo algunos de sus militantes), convencidos de la teoría de Goebels (brazo derecho de Hitler),  que “una mentira repetida muchas veces llega a hacerse realidad”.

De nada sirvieron las pruebas, el juicio, los testigos y la sentencia. El PP trató de engañar a todo el país afirmando que había sido ETA quien había colocado las bombas en los trenes, cuando todo el país sabía que este atentado no era como los otros.

Mentir es algo que siempre han intentado desde el PP, sobre todo si las mentiras eran para salvar su “pellejo”. Mentiras con el M.Rajoy. Mentiras con las conversaciones entre Villarejo y Cospedal. Mentiras con la rotura de ordenadores. Mentiras con los pagos en negro de las obras de su sede. Mentiras con las mascarillas de Ayuso. Mentiras con el adiós de Casado, que se suman a las mentiras del cambio climático, del Consejo General del Poder Judicial, de los impuestos o las pensiones…

Este 11M de nuevo será utilizado políticamente, pero cuando eso ocurra, y los mentirosos salgan en las fotos, no debemos olvidarnos de la frase de Rajoy en la que su subconsciente, de manera consciente o inconsciente, le hizo pronunciar la célebre frase: “Cuanto peor mejor para todos y cuanto peor para todos mejor, mejor para mí el suyo beneficio político” (M.Rajoy).

Hoy España volverá a llorar a sus víctimas, mientras de nuevo la guerra dialéctica enzarzara a unos cuantos políticos de tres al cuarto, que seguirán defendiendo las teorías de la conspiración, importándoles una mierda el dolor de un pueblo.

P. Moratilla