UN DÍA COMO HOY DE 1981: Enrique Castro "Quini" es liberado de sus secuestradores

Para comprender esta historia, antes hay que ubicarse en otro tiempo. Hablar hoy de “Quini”, para muchas personas será hablar de un desconocido, a pesar de que “Quini” era en 1981 el “pichichi de oro” del futbol español, y lo había sido hasta 6 veces en los años anteriores. Un jugador en ese momento tan conocido, como puede serlo hoy Alvaro Morata, Carvajal o Sergio Ramos.

El 1 de marzo de 1981 era domingo y Quini jugaba en el Barcelona. Había conseguido marcar dos goles al Hércules, en un partido que seguramente relajó a muchos españoles, tan solo una semana después de los juegos de guerra de Tejero, Milans de Bosch y Cia.

Una semana que había comenzado con un golpe de estado en España y que había terminado con la desaparición de José Castro “Quini”, el pichichi de la liga. Una vez más todos los rumores apuntaban a la banda terrorista ETA.

El asturiano, tenía en ese momento 31 años y fue encañonado por tres individuos, al salir de una gasolinera barcelonesa, para conducirlo a un zulo situado en los bajos de un taller mecánico de Zaragoza.

Los secuestradores pidieron telefónicamente a su familia 100 millones de pesetas, como rescate del jugador.

Y aunque toda España pensó que se trataba de un secuestro de la banda terrorista ETA, la policía supo desde el primer momento que ni eran profesionales, ni eran vascos porque tenían un marcado acento aragonés y porque el secuestro era del todo surrealista, con un secuestrador que llamaba cada día a la esposa de Quini y hablaba con ella durante 20 minutos, para decirle entre otras cosas “tu marido come como una lima”.

El cerebro de la trama fue Víctor, un barcelonés que surtía de piezas de recambio al taller que regentaban los otros dos secuestradores, Fernando y Eduardo (electricista y mecánico), en Zaragoza.

Fueron 25 días de hasta que el dinero solicitado, para el rescate, fue recogido en un banco de Suiza, momento en el que los tres implicados fueron detenidos.

El futbolista había estado encerrado en el sótano del taller de motos, que tenían alquilado Fernando y Eduardo. Un negocio que no iba del todo bien, pero sacaron fondos suficientes para que durante el cautiverio, se alimentase el futbolista con bocadillos, comprados en el bar de la esquina.

Un día como hoy, 25 de marzo de 1981,  Quini fue liberado de sus captores, que no eran etarras, sino delincuentes comunes, aunque como en otros casos “hay quien siguen hablando de la autoría de ETA”.

A partir de ese momento, todo volvió a la normalidad, excepto para los secuestradores que fueron condenados a 13 años de cárcel, gracias a la benevolencia del secuestrado, que retiró los cargos y  renunció a la indemnización que le correspondía, 5 millones de pesetas, por el daño causado.

Quini murió de un infarto treinta y siete años más tarde, en 2018. Los secuestradores cumplieron su condena y hoy son abuelos, y el dueño del bar de los bocadillos, anunciaba estos haciendo referencia a que fueron “los que se comió Quini durante su secuestro”.

P. Moratilla