La vuelta a la cordura

El universo político ha enloquecido. De la noche a la mañana puede aparecer un partido político con las siglas PJM y conseguir representación en un parlamento europeo. Esas siglas significan Pa Jeta la Mía. Por ejemplo. La guerra incesante por el poder se ha convertido en el único objetivo de la oposición. Y ha ido rompiendo fronteras de la cordura, de lo que permitía el sentido común: bulos, mentiras, jueces, el rosario en Ferraz... Convocar elecciones, derribar a Sánchez es su idea fija y única desde el minuto uno en que el PSOE llegó democráticamente a La Moncloa. ¿Cuál será la próxima?

El grave problema de fondo es que, sobre todo las nuevas generaciones, reciben con estupor ese frentismo no exento de enormes dosis de chabacanería y cara dura, compran la idea de que todos son iguales y entonces aparecen otros como Milei que llega al poder con el título de anarcocapitalista. Así, la solución ante unos políticos que parecen incapaces de alcanzar acuerdos y de trabajar por los ciudadanos, es apoyar a un tipo con una motosierra o subido en un tractor con un esmoquin y un pingüino. 

Mientras tanto, la vida sigue con sus problemas reales, con una necesidad cada vez más imperiosa de paz, de orden, de cordura.

La izquierda se rompe otra vez. Podemos y Sumar son incapaces de percibir que estuvieron en lo más alto cuando alcanzaban acuerdos con el PSOE, que eran la solución cuerda y social frente a una derecha cleptócrata, desbocada y egoísta, que solo desea volver al poder de la forma que sea para repartirse los presupuestos del Estado.

La cordura debe alcanzar a los partidos tradicionales. El centro izquierda debe unirse y crear un proyecto centrado en las necesidades de las personas y en ese empeño debe estar también el centro derecha, cordura y soluciones, inteligencia y trabajo para hacer frente a los problemas reales. Incapaces de gobernar, los ultras y los populistas se desinflan y desaparecen.

En un mundo cada vez más complejo y lleno de frentes, es preciso reclamar la reflexión, pedagogía, el pensamiento, la cultura, las tertulias enriquecedoras, la creación, el crecimiento en todos los sentidos.

elObservadorDCLM